Un poco de relax [Libre]

Acostado bajo la sombra de un árbol, observaba detenidamente el cielo mezclado con las ramas y las hojas de aquel árbol centenario. Recuerdo haberme perdido en este bosque, y también haber llevabo a mi primera novia aquí. Era un lugar bastante especial para mí y por eso me encantaba venir. Una mano descansaba bajo mi cabeza y la otra cogía las hojas secas y las hacía añicos, dejándolas caer de nuevo a la tierra.

No faltaba mucho para la hora de comer, pero aún así decidí salir a dar una vuelta antes. No me había levantado temprano debido a que el día anterior no había podido dormir bien. Decidí dejar la bicicleta en casa y caminar un rato. No sabía a dónde ir, por lo que empecé a caminar sin rumbo alguno, aunque al final acabé en el bosque. Ese lugar estaba bien para pasar un rato a solas, pero no me gustaba mucho. Había demasiados árboles y todo era igual, por lo que era sencillo perderse. Eso, sumado con que no lo visitaba muchas veces hacía que ese lugar fuera desconocido prácticamente para mí. Estuve allí un rato y cuando quise volver no encontré la salida. Seguramente mi padre ya estaría preocupado porque no había vuelto, pero no sabía qué hacer. -¿Hola?- pregunté en voz alta. Tal vez alguien que estuviera por allí me podría decir la salida, la cosa es que no veía a nadie.

Había cerrado los ojos mientras seguía destrozando las ojas secas que había en el suelo. Era relajante destrozar cosas y más si estabas solo y escuchando la naturaleza y esos pequeños pajarillos canturreando mientras volaban en libertad de un lado a otro, lo más seguro para aparearse con otros. Solo que en ese momento, no eran pajarillos en proceso de aparejamiento lo que había oído. Era ¿una voz? no estaba muy seguro, así que me incopororé, mirando hacia todos lados. Esto me estaba emocionando, parecía de las pelis de miedo como Sé Lo que Hicísteis El Último Verano, en las que el asesino te persigue silenciosamente y te mata sin que nadie sepa de tu posición.

Nadie contesto, por lo que pensé que estaría sola en el lugar. Genial. ¿Y ahora cómo iba a volver? Tendría que haber ido a un lugar que conociese bien, pero justo había ido a parar al único de todo el pueblo que no conocía. Lo único que se escuchaba eran los pájaros cantando y otros animales que habitaban el bosque. Eso y el suave sonido que hacía el poco viento que hacía. Comencé a caminar otra vez, dispuesta a buscar la salida, y con un poco de suerte encontrarla y volver a casa. Pero parecía que hoy no tenía suerte; después de caminar un rato me di cuenta de que volvía a estar en el mismo lugar, estaba dando vueltas. Decidí ir por otro lugar, por si por allí podía salir. Estaba caminando cuando me pareció ver a alguien a lo lejos, una persona. Decidí acercarme hasta allí, pues no quería arriesgarme a buscar otra vez la salida y no encontrarla, no iba a desperdiciar la oportunidad de preguntar. -Hola- saludé cuando estuve allí.