De vuelta a Maine [Libre]

Le pedí al taxista que me recogió en el aeropuerto que me dejase en el centro de Maine en lugar de en la puerta de la casa. Era un coñazo arrastrar con las maletas, sí, pero me apetecía recorrerme las calles y el centro de la ciudad antes de llegar a casa.
Por fin estaba de nuevo allí, había esperado todo el año para volver a pisar aquel lugar que tanto me gustaba. Había sido un año duro de estudios, había tenido alguna que otra dificultad este año en la universidad, aunque alfinal las resolví y me saqué el año a la perfección.
Así que ahora me tocaba un poco de relax, ¿y dónde mejor que aquí?
Caminaba sin prisas por las calles, sin preocuparme de la hora, como todo el mundo hacía, una vida despreocupada y sin agovios alfin. Bueno, mi único agovio en esos momentos era la maleta cargada de ropa que llevaba arrastras, pero era bastante soportable ahora que me encontraba de nuevo allí.
Hogar, dulce hogar.

La calor era realmente agoviante. Comparada con la calor que hacía en Manhatan, la de allí no era nada.
Por suerte había venido prevenida para ello, y me había puesto una minifalda y una camiseta fina de tirantes con unas chanclas. Allí todo el mundo vestia de manera similar, lo más fresco posible, claro.
Estaba deseando instalarme en realidad, para poder correr hacia la playa y meterme en ella, adoraba las playas de este pueblo.

Me iba fijando en alguna que otra tienda a medida que caminaba, estaba cien por cien segura de que mi reto de no comprarme ropa este año no iba a poder cumplirlo, así que mi hermana ganaría la apuesta, genial.

Suspiré y entonces escuché una voz femenina detrás de mí. Subí el brazo para mirar mi muñeca y observé la hora que marcaba en el reloj.

- Son las cinco y media -Respondí sonriendo un poco.

- De nada -respondí mientras levantaba la cabeza para mirarla con una pequeña sonrisa en los labios.

Me fijé en como observaba mi maleta, y la miré de reojo, quizá me la habia dejado abierta, o algo así. Pero no, estaba cerrada.
Volví a mirar a la chica con detenimiento y su cara comenzó a hacerse conocida.

- ¿Giselle? - Dije con cautela. Como no fuese ella podía morirme da la vergüenza, pero tenía la torpe manía de tardar en reconocer a mis amigos al cabo del año, siempre vuelven tan cambiados, que joder, me cuesta.

Suspiré aliviada al percatarme de que no había sido un error y de que, por una vez, mi mala memoria y mi poca memoria fotográfica no me habían hecho pasar un mal trago.

- ¡Que alegría! -Exclamé mientras la abrazaba.

La verdad es que un año daba para echar de menos a muchas personas, sobretodo a los que son buenos amigos, y Giselle lo era, así que los reencuentros simpre solían ser bastante emotivos.

- Pues ya ves, vuelta a Maine para disfrutar de unas vacaciones. -Sonreí ampliamente.- ¿Y tú qué tal? ¿Cómo sigue todo por aquí?