Sigo sin tener titulo. [Alisson,Cassidy,Albert & Giselle]

Habíamos estado todo el camino con bromas, risas y algunos capones por parte de Cassidy hacía mi. Le había despeinado y eso era algo imperdonable, segun ella(xD)
Abrí con cuidado, ya que era algo inestable, la puerta de la valla de madera que rodeaba la casa de los Stevens. Conducí la bicicleta, agarrada por el mango de ésta, hacía el trastero que era el lugar de donde las habíamos sacado Alisson y yo. Ayudé a Alisson hacer lo mismo con la otra bicicleta, y ambos nos dirigimos al portal, donde estaban los demás.
Una vez en el portal, encendí el interruptor para poder ver con claridad el cerrojo de la puerta y poder abrirla pero no se encedió.

- Se ha fundido la bombilla o es que se ha ido la luz? - pregunté, después de varios segundos de silencio.

Cuando dijeron que no había luz puse una cara tipo SinChan.

-Cojonudo.

Dije irónicamente y saque el móvil. Lo desbloquee y les mire.

-¿Donde están las bombillas?.

Dije y por si alguno , que en mi opinión , casi todos , eran cortos de mentes , rápidamente volví a hablar.

-Las bombillas de repuesto me refiero.

Me encogí de hombros. Miré a Alisson que hizo un gesto de negación con la cabeza; que bien.. encima no habían bombillas de repuesto. Solo había un modo de saber si se había ido la luz. Abrí la puerta con las llaves, con la iluminación que Albert y Giselle emitian con sus móviles. Pulsé el interruptor que estaba situado en la pared del pasillo y nada, que no había luz.

- Venga va, que suerte tenemos ¿eh? - dije con un gran sarcásmo. Me apoyé en la pared mientras aguantaba la puerta para que los demás entraran a casa y pudieramos decidir que hacer. Y es que.. sin luz que podíamos hacer? Un monton de ideas rondaron por mi cabeza, pero ninguna era interesante.

Entres tras Cassidy alumbrando con el móvil mirando la casa hasta que tropecé con algo y caí redondo.

-ME CAGO EN VUESTRA..

Me calle.

-Me cago en todo Par de mariconas , pa que tendréis tantos muebles. Ah ya se para que me de ostias ¬¬.

Dije levantándome y busque mi móvil y me fui a sentar cerca de Cassidy. Mientras alumbraba a los que iban entrando para que no se cayeran como me había pasado hace unos segundos.

Me había tirado todo el camino enfurruñada, porque Albert había invitado a Giselle a mi casa, cosa que no me agradaba demasiado. Iba bastante alejada del grupo, con los brazos cruzados y por lo tanto llegué algo más tarde que los demás. Como entré la última llamé a la puerta, pero se la habían dejado abierta, para mi suerte. Ví a Albert en el suelo y no pude evitar soltar una pequeña carcajada, y le miré y agaché la cabeza.

- Perdon ..

Dije intentando aguantar la risa, le veía ahí tirado y no podía evitar reirme, fuí hacía mi habitación y dejé un par de cosas, volví hacia donde estaban y me apoyé sobre la puerta mirando a Giselle con recelo.

Me reí al ver como Albert se daba un piño contra el suelo. Tan torpe como siempre..
Reí con disimulo.

- Si necesitas gafas, no les eches las culpas a ellas - Negué con la cabeza mientras levantaba ambos brazos. Me dirigí al salon, palpando y tocando con las manos para conducirme al andar en la oscuridad; no iba a caerme como lo hizo Albert más que nada porque me imaginaría la de risas que se echarían los cinco.
Abrí el cajón de la mesita donde se suponía que podrían haber linternas o velas. Inspeccioné el cajón con las manos y pude palpar un objecto lo más parecido a una vela.

- Mirad una vela.. - alcé la vela, para enseñarsela, aunque de todos modos no podrían verla - .. ¿donde están las cerillas, Alisson? - pregunté mientras buscaba más velas en aquel diminuto cajón de madera.

Fui hacia la habitación de invitados, allí solían tener la mitad de las cosas que no usaban. Abrí un par de cajones y encontre diversas cosas que a decir verdad no necesitabamos para nada. Cojí dos paquetes de cerillas y sonreí falsamente, y eso se notaba. Fuí hacia el salón con esa sonrisa de soberbia en la cara y estiré la mano hacia Ethan para dárselas.

- Aquí tiene usted..

Suspiré y volví a mirar a Giselle mientras iba a mi dormitorio, entré por la puerta y abri el bolsillo delantero de la maleta, cual había guardado debajo de la cama después de vaciarla el dia anterior. Saqué un paquete de cigarrillos y encendí uno, mientras me lo fumaba con los ojos cerrados y me tumbaba sobre la cama..

Cuando vi que se rieron me aguante las ganas de darle de ostias. Cuando vi que alguien pregunto , era Giselle , alguien que si preguntaba y no se reía de ti.

-Si , gracias por preguntar.

Luego oí al otro y le dirigí una mirada algo "asesina".

-¿Torpe yo?.

Me había dicho torpe , es que le reviento ¬¬.

-No me toques los cojones que te doy de ostias.

- Tranquilo que no lo pienso a hacer - esbocé una sonrisa burlona - y no es por temor a tus ostias, que quede claro.

Una..dos..tres..de momento, ya tenía tres velas. Con eso nos podríamos valer en una noche.
Con las tres velas en mi poder, repartidas en cada mano, miré a Alisson que había vuelto a aparecer en el salón para darle las cerillas. Noté, de nuevo, un cierto punto de enojo e ironía en su voz y en su sonrisa. Las cogí, enlenteciendo el movimiento, para poder estudiar a fondo su sonrisa. Por un momento volví a recordar que aquella misma sonrisa era la que me había demostrado hace ya una media hora, cuando estabamos en la playa. Ordené mis ideas, mientras miraba el dibujo que tenía la caja de cerillas.
Alcé la vista; Alisson se había ido a la otra punta del salón y ahora Giselle estaba mi lado.

- ¿Sabes? No tengo ni la menor idea - Miré hacía otro lado y solté varios resoplidos. Parecía que no era el único que creía que Alisson estaba rara. - Y no, no creo que lo hayas echo.. pero ¿no tendrá celos? - dicho esto, me callé, para reflexionar un instante - aunque si los tuviera- continué - no tendría motivo aparente.

Me encojí de hombros, apagué el cigarillo en un pequeño cenicero de color verde, bastante antiguo en la mesa izquierda de el lado de la cama de matrimonio donde estaba alojada aquellos días en Maine. Abrí una pequeña caja, de la cual desconocía su interior, y empezó a sonar una música bastante relajante, cerré los ojos y puse mi sonrisa típica de tonta..

- Guaay..

Dije riéndome, mientras los ojos se me cerraban solos, estaba cansada ya que me había levantado bastante temprano para poder ir a explorar aquel pueblo, que cada día me sorprendía y sorprendía más. Eché los pelos de mis dos extremos del cabello hacia detrás, consiguiendo así quitármelos de la cara y conseguir una situación de paz y tranquilidad, moví levemente los labios y empecé mi camino hacia lo que se podría llamar 'dormirse'

Jugueteé con las velas, cambiandolas de mano simultaneamente mientras asentia con la cabeza ante el comentarío de Giselle.

- Ni lo ha pasado.. ni lo pasará - puntualicé, a la vez que señalaba con la mano su anillo de casada que estaba perfectamente colocado en su dedo anular de la mano derecha.

Medio giré mi cuerpo para mirar a Cassidy y poder intercambiar una mirada de complicidad con los demás, la idea me parecía buena total.. no tenía sueño y la tele no iba, claro. - A mi también.

Abrí la caja de cerillas y saqué una de ésta. La encendí y la acerqué a la vela que sostenía en la mano derecha. La coloqué encima de la mesa de café e hice lo mismo con las demás, dejandolas esparcidas por todo el salón; así garantía que la visibillidad fuera mejor.

En el fondo, me había reido. Era una caida algo tonta, y las caidas tontas hacen risa no? Almenos en aquellos programas que emitian en la televisión lo eran, de divertidos.
Estube callado todo el rato, solamente asentí con la cabeza a la hora de opinar acerca de el que hacer. Prefería almenos escuchar que dormirme, la verdad.
Me senté en un sillón, mirando a los demás y esperando si se sentaban o no.

Me senté en el suelo, no sin antes colocar un cojín para poder sentarme encima de él. Me crucé las piernas, a lo indio, y miré a todos los presentes con gesto aterrador pero con una pizca de gracia. - Vale.. ¿quien empieza? - pregunté mientras colocaba los codos encima de las piernas y la barbilla apoyada en las manos.
Me percaté, en un instante, de que faltaba alguien; Cassidy estaba en el sofá, Giselle a su lado, Albert en el sillón y.. ¿Alisson? Miré a mi alrededor y luego fijé la vista en ellos. - Esperad, ¿donde está Alisson?

Busqué en mi cabeza, una de las tantas historias que me sabía, para contarla. Me sabía bastantes, ya que cuando era pequeño solía ir a aquellos campamentos de verano en los cuales comías comida enlatada, los mosquitos te deboraban, dormías encima de las piedras y te sentabas alrededor de la enorme hoguera para cantar canciones y/o historias de miedo. La parte más divertida de todos aquellos días en el campamento, era la noche, sin duda, donde la oscuridad y los sonidos del bosque creaban una atmósfera más tenebrosa y siniestra a las historias. Todas las niñas repipis salían escopeteadas hacía la tienda.

Me incorporé en el cojín, ignorando la entrada de Alisson en el salón. Aquellos estúpidos celos eran simplemente.. una estupidez. No se porqué debería de tenerlos, entre ella y yo nunca ha habido nada solamente somos.. ¿amigos? Es como una hermana para mí, y así será siempre. Quizás ella se haya tomado eso demasiado a pecho y quiera tenerme solo para mí, aunque como debe comprender algún día eso acabará.
Una vez estábamos todos sentados, y las cuatro miradas de los presentes se fijaron en mí pude empezar mi historia.
A medida que la narraba, pude notar en el ambiente un cierto punto de miedo y de tensión. Albert, que parecía ser más valiente del grupo estaba algo nervioso, y las chicas soltaron algún que otro grito en medio de la historia. Al finalizarla, todos suspiraron aliviados, salvo Alisson que soltó el último grito para poner el punto y final.

- Madre mía, me habéis roto los tímpanos! - me quejé, palmpándome la oreja, estas chicas tenían un buen timbre de voz.. Me dirigí hacía Giselle, con ambas cejas alzadas y una sonrisa maliciosa. - Que..¿habéis gritado lo suficiente? - me reí, recordando como Giselle se burlaba anteriormente de mi historia, mostrando así que no tendría ningún miedo.

La noche anterior me costó bastante cojer el sueño. Mi cabeza empezaba a dar vueltas y vueltas, y por más que quisiera no consiguia dormirme. No conseguí dormirme hasta pasadas las tres de la madrugada. Una causa de que no pudiera dormirme era el calor, hacía muchisimo calor y era algo odioso. A eso de las siete de la mañana oí un ajetreo, procediente de la cama de al lado, donde estaba Albert. Me giré para comprobar que demonios hacía, pero al ver que se levantaba supuse que se había ido a por agua o al baño. Me di la vuelta y me volví a dormir, con más facilidad que anteriormente.

A eso de las diez y cuarto me levanté algo somnoliento de la cama y me medio giré mi cuerpo para ver si Albert seguía dormido o se había levantado ya. Su cama estaba desecha, y me extrañé bastante; Albert era el que más tarde se levantaba de los dos. Me encogí de hombros y me dirigí a la cocina mientras me frotaba los ojos. Al abrir la puerta de la cocina pude ver a Cassidy sentada en la pequeña mesa desayunando.

- ¿Qué haces despierta? - pregunté, cerrando la puerta de la cocina con la mano.