Sin nada que hacer {Gis}

¡Por fin había llegado el verano! Mi estación favorita. Y no solo porque hiciera calor y pudiese ir a la playa, si no porque mis amigos venían. Todos los años nos volvíamos a juntar. Yo vivía allí y tenía varias amigas en el pueblo, pero en verano nos juntábamos muchos más, lo que hacía que fuera más divertido. Un rato después de comer, cuando eran aproximadamente las cinco, salí de casa para dar una vuelta por el pueblo. No es que no lo tuviera visto, si no que me apetecía estar un rato al aire libre, y tal vez me encontrara a alguien conocido, cosa que me gustaría bastante, pues hacía aproximadamente un año -desde el verano pasado- que no veía a casi ninguno.

No supe a donde ir, pues a pesar de que muchas veces caminaba por allí, casi nunca tenía un lugar fijo al que ir. Dejaba que mis pies me llevaran a cualquier lugar, sin tener un rumbo fijo e hice eso una vez más. Comencé a caminar sin saber a dónde iba, pero sabiendo que no me perdería. Después de caminar un rato llegué hasta los acantilados. Aquel lugar me agradaba. Era algo peligroso, pero no pasaba nada si tenías cuidado.

Caminé por allí con cuidado, escuchando como las olas chocaban contra la roca y después miré hacia abajo para verlo. Tuve cuidado ya que no quería caerme. Había gente que se tiraba desde allí arriba, pero yo nunca lo había hecho.

Me quedé un rato más mirando hacia abajo y después caminé por allí a cierta distancia del acantilado. Ahora no veía a nadie por allí, pero me hubiese gustado que hubiese alguien tirándose desde allí arriba para poder verlo, me gustaba aquello. Yo nunca lo había hecho y no tenía esa experiencia, pero sabía que si alguien me proponía tirarme desde allí –siempre que fuera con alguien más- lo haría. Pero hasta el momento, aquello no se había dado.

Me giré al escuchar unos sonidos detrás de mí que no provenían de las olas. Y entonces vi a una chica que no tardé a pensar unos segundos en reconocer: Giselle. Era una de mis mejores amigas, una persona con la que había pasado mucho tiempo y compartido muchas cosas. Me alegré de verla por allí. Sonreí ampliamente mientras la observaba correr y después reí un poco cuando me abrazó con fuerza. La correspondí al abrazo. -Yo también- dije después. Reí por sus comentarios y sobre todo por su última pregunta, que me causó bastante gracia. -No. Es por el sol- contesté mientras seguía riendo y ella me abrazaba.

Cuando nos separamos la miré. -¿Dónde te has metido todo este tiempo?- pregunté mostrándome curiosa.

Reí porque no se paraba quieta. Parecía como si se creyera que estaba soñando y no se acabara de creer que estaba allí de verdad. Parecía que lo quería comprobar. Aún así sabía que me había escuchado. Fruncí el ceño al escuchar su respuesta. No supe si debía preguntarla o no, pero me preocupaba por lo que al final decidí preguntarla: -¿Y qué es lo que te ha tenido tan ocupada?- pregunté con un tono de voz entre curioso y preocupado. Prefería asegurarme, aunque luego fuese una tontería a que no la preguntara, fuera algo más grave y no la pudiera ayudar. Sabía que si había algo que la preocupara me lo contaría, pues me solía contar casi todo, al igual que yo se lo contaba a ella. Y eso me gustaba, pues así la podía ayudar.

No estaba realmente enfadada, solo que no sabía qué era lo que le había tenido ocupada durante tanto tiempo que ni siquiera nos habíamos visto un rato. De todas formas no me podía enfadar por aquello, pues seguro que tenía sus razones para haber desaparecido por un tiempo. No quería que pensara que estaba enfadada por ello. La miré mientras se quedaba pensativa, al parecer pensando en la respuesta que iba a darme, por lo que me pregunté si tal vez se estaría inventando algo para no decirme lo que le ocurría realmente. No era que desconfiara de ella, pero se lo estaba pensando demasiado, y quizá me diría cualquier otra cosa con tal de no preocuparme. Aún así no comenté nada y esperé a que ella dijera algo antes. Alcé una ceja por su respuesta, pero cuando comenzó a reírse no pude evitar hacer lo mismo. Le di un suave golpe con mi codo en el brazo. -Dime la verdad- dije únicamente al final.