Pesadilla de noche.. o no [Abigail]

Algo sonaba demasiado mal. Mientras conducía mi moto por la carretera vieja miré hacia abajo, concretamente hacia una de las ruedas. ¡Jódete! Había pinchado. ¿Pero cómo? Solía meterme por los caminos de piedras que iban paralelos a la carretera, pero aquella noche no lo había hecho.
Conseguí andar un par de kilómetros más con algo más de cuidado, reduciendo notablemente la velocidad hasta que llegué al pub más alejado del centro. De todas formas es allí a donde iba, pero tendría que buscarme otro medio de locomoción para volver a casa; porque la otra opción era arrastrar la moto.

La aparqué en el parking que había especial para motos y bajé, quitándome el casco y atándolo junto a ella en el suelo, rodeando a ambos con una cadena y poniendo un seguro en la rueda delantera.
Caminé hacia la puerta del local y entré. Al hacerlo, divisé una mesa vacía al fondo, por lo que fui directa hacia ella. Me senté y coloqué un brazo por encima e hice una señal al barman, que entendió a la pefección lo que le pedía. Era lo mismo de todas las noches, algo poco cargado, que llevaba pidiendo ya desde hacía tres veranos cada noche.

Me gustaba aquel lugar básicamente porque nadie solía ir por allí, o más bien nadie conocido. Podía disfrutar de un poco de tranquilidad y no tenía el privilegio siempre de hacerlo, menos aún en verano, viviendo con mis padres, mis abuelos y mis dos hermanos.
Al poco me trajeron lo que había pedido, le di un buen trago y disfruté del espectáculo. Había un grupo cantando encima del escenario que animaba el ambiente. Al menos no eran malos, no comos los de la otra noche.

Ya era de noche. Mi padre se había ido, como no. Y mi madrastra, bueno de ella mejor no hablar. No iba a estar con ella toda la noche haciendo como que éramos las mejores amigas. Porque no lo éramos. Realmente ni nos podíamos ver. Era un odio mutuo, que yo pensaba que nunca se iría, por mucho que pasara el tiempo o sucediesen cosas. No me molesté ni en ir a cenar, de todas formas sabía que no iba a cocinar y yo tampoco tenía hambre. Me despedí con un simple “hasta luego” y me marché. La única cosa que me gustaba de ella es que no me hacía preguntas. Antes, a veces discutíamos, pero ahora simplemente nos ignorábamos y yo lo prefería.

Me quería alejar cuanto pudiese de allí, por lo que cogí la bicicleta y pedaleé un buen rato pasando por las calles y alejándome cada vez más. A pesar de que ya me había distanciado bastante de mi casa, seguía conociendo aquella zona. Pero, ¿a dónde ir? No me podía pasar toda la noche pedaleando, acabaría agotada. Justo en ese momento pasé de largo el pub, pedaleé un poco más y después de pensarlo di la vuelta. No era mal plan pasar allí un rato. Fui hasta allí y cuando llegué me detuve delante de la puerta. Dejé la bicicleta a un lado, sabiendo que cuando saliera seguiría allí. No solían robar, y menos aún bicicletas.

Entré al local y me acerqué hasta la barra. Pedí algo de beber y antes de que me lo pudieran traer divisé a alguien a lo lejos que me resultaba conocido. No eran muchas las veces que había estado en ese lugar, pero nunca había encontrado allí a nadie conocido. Me acerqué hasta su mesa y le reconocí.
-¡Hey Chris!- exclamé en forma de saludo. Hacía bastante que no le veía.
-¿Te importa si me siento?- pregunté después. No quería molestarle

Estaba bebiendo tranquilamente de la copa cuando escuché una voz que me resultó sin lugar a dudas familiar. Ladeé la cabeza y observé cómo una figuraba, de mujer obviamente, se alzaba al lado mío. Al alzar un poco más la vista pude comprobar que se trataba de Abigail; y en efecto, no me había confundido. Sonreí abiertamente. -¿Qué hay, rubia? -Dije con tono amable, asentí con la cabeza e hice un gesto con la mano como señalando que podía sentarse. -Adelante, que la compañía nunca viene mal. Y menos si se trata de ti.

El verano pasado apenas nos habíamos visto, porque había cambiado de compañías y nuestros grupos no es que se llevaran demasiado bien. Pese a todo siempre encontrábamos algún momento para vernos y.. para pasarlo bien. Paseé mi vista por su cuerpo de manera disimulada y una pícara sonrisa se alojó en mis labios. Luego, devolví mi vista a sus ojos y me dispuse a comenzar una larga conversación, según lo que me temía. -¿Qué tal te ha ido el año? -Ciertamente sabía poco de ella, más que lo que nos contábamos el uno al otro en los veranos. El resto del año apenas teníamos contacto, tan sólo algún que otro mensaje para saber que estábamos vivos, otro para Navidad, otro para acción de gracias y otro por nuestros cumpleaños.

Volví a llevarme la copa a los labios y le di un trago, saboreando el contenido. Me encantaba aquella bebida y aún más cómo la preparaban en aquel lugar. Me estiré un poco para dejar la copa encima de la mesa y volví a colocarme recostado en el sofá en el que estaba sentado y esperé a que me contestase a la pregunta que le había hecho.

Esperé a que levantara la vista. Esperaba que me reconociera, pues a pesar de que hacía tiempo que no nos veíamos tampoco había cambiado tanto. Él seguía más o menos como siempre, aunque tal vez estaba más alto, cosa que no podía saber al estar sentado. Supe que me había reconocido cuando sonrió y me llamó "rubia". Siempre me decía así.

Me senté cuando me dijo que me podía quedar con él. Se lo había preguntado por educación. A mí no me hubiese gustado que si yo hubiese estado allí tan tranquila y alguien me hubiese interrumpido y se hubiese quedado sin preguntar. Aunque por otro lado, yo nunca diría que no a un amigo. -Gracias- agradecí simplemente mientras le observaba. Ahora que me fijaba más sí que notaba ciertos cambios en él, estaba más… más mayor. Estaba bastante bien, no era que alguna vez hubiese estado mal, si no que ahora parecía estar mejor. Observé su mirada picara y sonreí divertida. Vaya, no había cambiado tanto, al menos en cuanto a personalidad. -Pues como siempre…- contesté únicamente. No me gustaba hablar sobre eso. Siempre hacía lo mismo y no me pasaba nada interesante, por lo que prefería escuchar lo que les había pasado a los demás. -¿Y tú, qué, qué has hecho en todo el año?- pregunté después segura de que su año abría sido bastante más interesante que el mío. No sabía de él desde hacía tiempo, hablábamos poco, incluso cuando era verano hablábamos poco, pero aún así seguía cayéndome bien.

-¿Cómo siempre? ¿Nos vemos una vez al año y sólo me dices que "como siempre"? -Pregunté entre risas, mirándola divertido. Me parecía raro que no tuviese nada interesante que contarme aunque, por otro lado, también cabía la posibilidad de que aquello que le hubiese pasado, si es que había algo, no quisiese hablarlo. Así que, por si acaso, dejé el tema tal y como estaba, más bien en una pregunta retórica. -¿Yo? -Me quedé pensando. ¿Qué había estado haciendo yo? Había seguido estudiando, pero también había vaqueado demasiado. -Terminé mi segundo año de carrera. -Concluí, sin más. Lo cierto es que tampoco había mucho que contar; al fin y al cabo había sido un año bastante aburrido.

Acerqué de nuevo mi cuerpo hacia la mesa y cogí la copa, dando el último trago para acabarla. Una vez hecho esto, dejé el vaso de nuevo en la mesa, más que nada por pereza a levantarme a llevarlo hasta la barra y porque no quería dejar una conversación a medias. La verdad es que no era plan.

Reí ante lo primero que dijo. -Sé que me has echado de menos- bromeé -pero es que realmente no me ha pasado nada interesante- empecé a decir -siento haberte decepcionado- acabé la frase. Estaba hablando con total sinceridad. No era que me hubiese pasado algo y no se lo quisiera contar o no quisiera hablar de ello o algo por el estilo. Era la verdad. Sonreí cuando se quedó pensativo y esperé pacientemente a que contestara. Cuando escuché su respuesta asentí con la cabeza. -Me alegro de que te esté yendo bien- comenté. Al parecer él tampoco tenía mucho más que contar. Se produjo un momento de silencio entre los dos. Vaya. Tanto tiempo sin vernos y tan poco que contarnos.

Me quedé pensativa mientras recorría con mi mirada mi alrededor. El local no estaba lleno, pero tampoco se podía decir que había pocas personas. Volví a girar el rostro cuando escuché el suave golpe que produjo el vaso que Christopher acababa de depositar en la mesa. -¿Y qué, con ganas de pasar el verano aquí?- pregunté. Por una parte lo había preguntado solo por hablar de algo, pero por otra también sentía curiosidad. Sabía que en verano no nos veríamos mucho, pues no lo solíamos hacer. Nuestras pandillas no se solían juntar y sentía curiosidad por cómo pasaría el verano.

-Bueno, bueno, bueno.. tampoco te eches flores cuando no toca, ¿eh? -me reí a carcajadas y sonreí al mirarla, de manera divertida. -Pues nada, me temo que me quedaré sin saber tus más oscuros secretos de lo que has hecho durante el año. -Bromeé. -Yo también me alegro. -Contesté nada más que ella terminó de hablar. La miré a los ojos y le dediqué una gran sonrisa. -¿Quieres algo más de beber? -pregunté amablemente, mientras le pedía al camarero de la misma bebida otra de lo que antes me había puesto.

Escuché su pregunta y me quedé pensando la respuesta durante algunos segundos. La verdad es que a veces allí me sentía como cohibido, como destinado a hacer siempre lo de todos los veranos. A veces no estaba mal, pero otras veces deseaba poder hacer en verano otra cosa diferente. Había pensando incluso el irme yo solo de viaje, pero teniendo que hacerme cargo de mis dos hermanos aquello era imposible. -Se puede decir que sí. Todo lo que sean vacaciones a mí me va mucho. -Comenté entre risas, clavando mi mirada en ella.

Reí por lo que dijo. -Admite que me has echado de menos- acabé con la broma sin dejar de reír. No lo decía en serio, solo era una pequeña broma para mejorar el ambiente. -Sí. Eso mismo me temo yo también- dije poniendo cara misteriosa. ¿Qué oscuro secreto podría tener yo? Ninguno. Durante el año, el pueblo estaba más vacío y no solía ocurrir nada interesante. En verano la población aumentaba considerablemente debido a los turistas que venían a pasar las vacaciones. A veces me preguntaba qué tenía este lugar de especial como para que tanta gente viniese en verano, no le encontraba el atractivo al pueblo, aunque tal vez solo era porque yo pasaba aquí cada día del año. No había viajado mucho a decir verdad.

Dejé mis pensamientos atrás cuando le escuché su pregunta. Miré al camarero y le pedí una coca-cola. Vale. No era nada especial, pero no me gustaba beber. No era que nunca lo hiciera, pero era en contadas ocasiones y cuando lo hacía no solía ser en exceso. Después le miré mientras estaba pensativo, supuse, pensando en lo que le había preguntado. Escuché su respuesta y asentí con la cabeza. Una cosa eran las vacaciones y otra distinta era pasarlas aquí, aún así no dije nada más sobre ello. -¿Y qué tienes pensado hacer?- pregunté al final. Después sonreí, porque parecía que fuera un interrogatorio.

-Venga, va.. admitiré que te he echado un poquiiiiito de menos. -Dije, haciéndo énfasis en la palabra "poquito" y soltando una sonora carcajada. Al poco el camarero trajo lo que habíamos pedido y yo cogí mi copa, dándole un trago. Me quedé pensando acerca de todo y de nada y dejé el vaso nuevamente en la mesa, para después mirarla y volverme a recostarme en el asiento. -¿Y qué tal por Maine, todo sigue igual? -pregunté con cierta curiosidad. La verdad es que no sabía qué podría pasar allí de interesante, porque según me habían dicho los colegas con los que salía y que vivían aquí todo el año es que las cosas interesantes sólo ocurrían en verano, cuando el pueblo se llenaba. Pero bueno, supongo que cierta esperanza de que haya pasado algo siempre queda; gente nueva, caras nuevas, chicas nuevas..

¿Que qué tenía pensado hacer? Una cosa es lo que tuviese pensado y otra es lo que al final terminara por hacer. Lo que tenía pensado era mantenerme alejado de la pizzería y disfrutar del verano: fiestas y surf. Pero al final acabaría haciendo todo lo contrario: poca fiesta, poco surf y mucho de ayudar en la pizzería. Así era la vida de cruel, pero los dos días esos pensaba dejármelos reservados para mí y mis ganas de practicar deportes de riesgo. Aunque quizá esos dos días se convirtiese en cuatro. -Pues supongo que lo de todos los veranos. -Dije encogiéndome de hombros. -Ayudaré en la pizzería y los ratos que tenga libre practicaré el surf, entre otras cosas. Y algunas de las noches iré a esas fiestas de la playa. -La miré. -¿Y tú?

Reí por lo que dijo, pero sobre todo por la forma en que lo había dicho. -Ya lo sabía yo- acabé la broma como dándome importancia. Dejé de reír cuando llegó el camarero con las bebidas. Cogí mi vaso y bebí un poco. Después lo dejé suavemente en la mesa y le volví a mirar. Iba a decir algo, pero como vi que él abría la boca para hablar de nuevo decidí callarme y dejar que él hablase primero. Escuché su pregunta y me quedé pensativa. La respuesta era definitivamente afirmativa. Seguía igual, ni más aburrido ni más divertido, simplemente igual. No llegaba nadie nuevo, o casi nadie nuevo, y la mayoría de la gente que llegaba tampoco era muy aburrida. Podría contar con los dedos de mi mano a las personas que, según mi punto de vista, vivían allí todo el año y te hacían reír o eran más divertidas, o por lo menos con las que pasabas un buen rato. Me di cuenta de que aún no le había contestado a su pregunta. Para mí podría resultar muy obvio, porque vivía allí, pero tal vez para él no fuera tan obvio, pues solo pasaba en Maine la época del verano, es decir la época en la que más gente había y más cosas interesantes sucedían. Asentí con la cabeza. -Desgraciadamente…- fue el único comentario que hice, pero fue suficiente para saber a que me refería.

Se quedó pensativo ante mi pregunta, pero no le interrumpí, si no que le dejé que pensara. Él no había interrumpido antes mis pensamientos, por lo que yo tampoco lo hice. Me quedé cayada hasta que habló de nuevo. Asentí con la cabeza una vez más, en señal de que le había escuchado. "Lo de todos los años" eso era algo que solía hacer todo el mundo que venía aquí en vacaciones. Reí un momento por lo que dijo. -Pues pasar el mayor tiempo posible con los amigos y disfrutar de ellos- contesté al final. Tenía que aprovechar el verano para disfrutar con los amigos que no tenía durante el resto del año conmigo. Bebí una vez más.