Mi rutina.. [Ethan]

Hoy el dia, comparado con el de ayer, había sido bastante tranquilo. Habiamos optado por dar un solo paseo por las soleadas calles de Maine, y tomar un helado en una buena heladería que nos recomendaron los tíos de Alissn y Cassidy. Mientras me comía el helado, los demás comentaron que querían finalizar el paseo ya y volverse para casa. En cambio yo no, yo decidí dar otro paseo y dirigirme al parque, ya que aún no lo había pisado. Con las indicaciones que Alisson me dió, me dirigí mientras me terminaba el cucurucho de chocolate. El calor era insoportable, y tenía que acabarmelo rápido antes de que las gotas de chocolate rodaran por la superfície de la galleta. Una vez en el parque, eché un vistazo rápido en busca de una papelera para tirar la servilleta; encontré una a la otra punta del parque, cerca de un árbol. Me dirigí hacía allí, no sin antes observar a la chica que estaba sentada bajo la sombra del árbol. Su cara me era muy conocida..

Lancé la servilleta con algunos restos de chocolate en aquella papelera metalica con agujeros.
La papelera estaba completamente vacía, dentro solamente había un par de hojas del arbol, un zumo el cual no me fijé de que era ya que sería una perdida de tiempo y la servilleta que acaba de tirar. Me giré para volver a fijar la vista en aquella chica, pude estudiar más a fondo sus facciones; tenía unos ojos marrones almendrados, la piel un tanto bronceada por el sol, el pelo castaño oscuro que al sol -parecía aclararse- y liso, completamente liso. Sus labios se curvaron, para emitir así un 'hola' como saludo, sí, sin duda la conocía.

- Hola- saludé, mostrandole una sonrisa amistosa. Mis cabeza empezó a dar vueltas, para situarme así justo hace un par de días. - Sí, sin duda tu eras la que llevaba más bolsas ¿o me equivoco? - Me reí por lo bajo. Hace un par de días, por la tarde, salí de pasear como era habitual en mí durante mi estancia en Maine. Me encontré a Sylvie con esta chica, iban un tanto cargadas como era normal en las chicas cuando salían de compras.. pues yo me ofrecí para ayudarlas y llevarselas a su casa. No había hablado mucho con la chica morena, pero me parecía simpática.

Me fijé en que tenía un helado en la mano que, por cierto, se le estaba derritiendo bastante.
Recorrí con la mirada todo su cuerpo, de abajo a arriba, hasta llegar a su cara. Sí, sin duda era él. Una cara tan ¿perfecta? como la suya no se me podía olvidar en mucho tiempo, y menos si le había visto hacía dos días.
Escuché como me lo preguntaba y como se reía.. tenía una sonrisa preciosa y una risa contagiosa, asique también me reí. - Sí, era yo. Cuando me da por comprar no hay quien me pare.. dejé la tarjeta echando humo de tanto que la utilicé. - Me volví a reir.
Miré de nuevo su mano con el helado, que ya empezaba a gotear por la galleta, por su mano y cayendo gota por gota al suelo. - Me parece que, o te comes éso rápido, - señalé el helado - o las hormigas van a tener un festín. Sonreí y busqué su mirada con la mía.

- Típico de las chicas.. - rodé los ojos. Cuando salía con Sylvie, yo era el que tenía que aguantarle las prendas de ropa mientras buscaba otras y/o se las provaba. - La próxima vez que os vea, me aré el loco - aseguré, con un tono de voz divertido. - o como segunda opción, contrataré una grua - bromeé.

Al oir aquel último comentarío, empecé a notar como una gota de chocolate procente del helado ya derritido, se deslizaba por mis dedos hasta caer al suelo. No tardarían en venir las hormigas, asi qué me aparté y tiré el helado derritido en la papelera. Me llevé el dedo manchado a la boca, para eliminar así las gotas de chocolate. - Creo que las hormigas ya tienen bastante con eso - señalé con la cabeza un par de gotas que habían caido en el suelo.