Con ganas de volver a verte {Luke}

Luke acababa de llegar al pueblo y tenía muchas ganas de verle, ya que hacía bastante tiempo que no le veía. Habíamos acordado quedar en el parque dentro de diez minutos. A pesar de que acababa de recibir el mensaje sabía que me daría tiempo a llegar, pues el parque no se encontraba muy lejos de mi casa. Contesté a su mensaje una última vez diciéndole que allí nos veíamos y salí de casa. Era extraño, pero en verano pasaba más tiempo fuera de casa que dentro. Solo iba a casa para dormir y comer. Y algunas veces comía fuera. Pero mi padre no me lo podía reprochar, pues el resto del año me quedaba en casa casi siempre, a no ser que saliera algún fin de semana con algún amigo. Llegué al parque y caminé hacia el banco en el que siempre quedábamos. Después me senté allí y esperé; no pensaba que fuera a tardar mucho.

Me quedé mirando los árboles y como una ardilla que por allí había intentaba subir a uno de los árboles. No tardé mucho en verle aparecer a lo lejos. Sonreí al verle caminar hacia donde yo me encontraba. Había cambiado bastante en un año, pero seguía siendo él. Se sentó a mi lado. -No pasa nada- dije cuando se excusó por haber llegado tarde. No sabía qué hora era, pero a mí me parecía que no había llegado muy tarde, pues yo acababa de llegar. Se le notaba cansancio en la voz, por lo que supuse que estaba cansado por el viaje y por haber venido aquí tan rápido. Podríamos haber quedado más tarde, a mí no me hubiese importado, al fin y al cabo teníamos todo el verano por delante y podríamos pasar más tiempo juntos. Sonreí cuando me dio un beso en la mejilla y le miré mientras hablaba. -Yo también te he echado de menos- dije después sin dejar de sonreír. Era la verdad. A veces me gustaría que viviera aquí, pues seguro que todo sería más divertido. En el pueblo también tenía amigos que vivían durante todo el año en él, pero no eran muchos. -¿Y qué tal el viaje?- pregunté después curiosa. Supuse que había sido cansado, pero aún así le pregunté para ver qué tal había ido.

No dejé de mirarle. Después se quedó pensativo, como recordando su viaje. Me hubiese gustado saber qué era lo que le rondaba la cabeza, qué era lo que estaba pensando, pero aún así no se lo pregunté. No le quería interrumpir sus pensamientos y esperé hasta que finalmente volvió al presente y habló de nuevo, contestando mi pregunta. Asentí con la cabeza, pero no dije nada. Tampoco me hubiese dado tiempo a decir mucho, pues él en seguida agregó algo más. Lo que dijo me hizo sonreír, pues me estaba demostrando lo que me apreciaba. Realmente le había echado mucho de menos, a veces incluso demasiado. Había momentos que te gustaría compartirlos con una persona, pero no podías porque estaba muy lejos y eso me pasaba con él. Había momentos durante el tiempo en el que Luke no se encontraba en el pueblo y si yo quería pasar un rato con él no podía. Hablábamos a menudo por teléfono, pero no era lo mismo. No era igual tener a un amigo al lado, disfrutando con él, que teniéndolo a distancia. Pero ahora no iba a pensar en ello. Iba a pensar en el tiempo que ahora teníamos para pasar juntos. Eran tres meses, y aunque podía parecer mucho tiempo, sabía que ese tiempo se me pasaría volando, como todos los años. Pero quería disfrutar de todos los momentos de aquel verano, como si fuera a ser el último, aunque esperaba que no. -Siento que haya sido una mierda- empecé a decir
-pero me alegro de que estés aquí de nuevo- añadí para terminar mi frase mientras le sonreía. -¿Y qué tal te ha ido el año?- pregunté al final curiosa por si le había ocurrido algo interesante durante el año.

Escuché su risa y sonreí alegre. Cuando le hice la última pregunta se levantó un poco la camiseta y sacó una revista. Me hizo gracia la forma con la que la sacó, parecía que fuera un tesoro o algo así y el fuera un niño pequeño que lo tenía escondido para que no le pillaran, como si hubiese cometido un delito. Me puso la revista delante de la cara y me quedé mirando la portada. Al principio no me di cuenta, pensé que era una revista normal y corriente, y no entendía por qué me la estaba enseñando al hacerle esa pregunta, pues no parecía tener sentido. Pero unos segundos después, cuando me fijé más me di realmente cuenta de lo que me quería enseñar. -¡Wow!- exclamé sorprendida. Le quité la revista de las manos y seguí mirando la portada fijamente, incrédula. Me fijé en el chico de la portada, que era… él. Le miré sin entenderlo, pero cuando dijo lo siguiente de que era él reí. Nunca me había hablado de ello, por lo que supuse que había pasado durante el año, aunque me parecía raro que una cosa así no me la hubiese contado alguna vez que hubiésemos hablado. Miré de nuevo la portada y después de nuevo a él. -Vaya. Sales muy bien- reconocí después. Nunca me lo había imaginado en una portada, era algo extraño. Pero me alegraba mucho por él. -¿Cómo no me lo habías contado?- pregunté después mientras le miraba.

Seguí mirando la revista. No es que no creyera que él pudiera hacer algo así, pues ya había demostrado que podía hacerlo y además, debía añadir que muy bien. Sonreí de nuevo y volví a mirarle sin borrar esa sonrisa cuando me habló. Asentí con la cabeza. -Pues sí que ha sido una gran sorpresa- admití. Ya no estaba tan incrédula como antes, pero me había sorprendido mucho. No esperaba una cosa así. Reí cuando dijo lo siguiente. -¿Y qué tal lo llevas?- pregunté refiriéndome a lo de que le pedían autógrafos y todo. Ser famoso tenía cosas buenas y también cosas malas, pero sabía que si él se lo proponía podría llevarlo perfectamente. Después me quitó la revista de las manos y arrancó la primera página: la portada. La página donde se encontraba su foto. Me la tendió y la cogí. -Gracias. La cuidaré bien- dije y acto seguido le abracé un momento. Hacía mucho que no le abrazaba, y esa era otra de las cosas que había echado de menos. -Espero que cuando estés en la cima, no te olvides de mí- dije al final medio en broma, medio en serio. Eso podría pasar perfectamente. Le había pasado a muchos famosos, por lo que, ¿por qué no le iba a pasar a él? Yo esperaba que no, pero aún así… yo no podía controlar eso.

No dije nada más. Esperé a que él dijera algo antes. Se hizo un pequeño silencio en el que yo no dejé de mirar la página de la revista que él me había dado y donde él salía. Levanté la vista solo cuando se movió. Vi que se sacaba de los bolsillos bastantes globos. Parecía que su bolsillo fuera enorme, pues no paraba de sacarlos. Cuando por fin terminó recorrió la mirada por el parque, como si estuviese buscando algo. Pareció encontrarlo pues su mirada se detuvo en una fuente que se hallaba a escasos metros. Se levantó y fue hasta ella. Empezó a llenar un globo de agua. Fruncí el ceño, preguntándome que era lo que pretendía hacer con ellos, aunque no esperaba nada bueno. Después se giró y me miró. Volvió al banco con el globo, aunque esta vez no se sentó. Me imaginaba más o menos lo que iba a hacer, por lo que estuve alerta. Escuché lo que dijo. Justo en el momento en el que estaba abriendo la boca para preguntarle qué era lo que pretendía hacer con ese globo me lo tiró, mojando mi camiseta, aunque por suerte la foto no se mojó. Bueno, al menos había contestado a mi pregunta. Después echó a correr. -¡Verás como te pille!- le advertí, me levanté rápidamente del banco y empecé a correr detrás suya para cogerle.

Le seguí por todo el parque y cuando empezó a correr más deprisa, aceleré también. Fuimos por los columpios, después tuve que saltar y después fuimos hasta la parte donde se encontraban las parejas. Escuché a algunas quejarse cuando hubimos pasado los dos, pero ignoré los gritos y no me detuve. Un poco más lejos vi que Luke tropezaba y caía al suelo. Corrí hasta allí y me senté en el césped a su lado, respirando entrecortadamente debido a la carrera. Le miré después y reí cuando se puso de rodillas y susurró algo. -Ahora debería matarte- bromeé exagerándolo. Pero no le iba a hacer nada, al menos no por ahora. Ya se me ocurriría alguna forma de devolvérsela más tarde. Tampoco me había molestado. -¿Estás bien?- pregunté finalmente mientras intentaba que mi respiración volviese a la normalidad.

Me quedé sentada todavía y dejé la foto al lado, aunque con una de mis manos sujetándola en una esquina. No era probable que hubiese viento, pero una nunca podía saberlo con seguridad cuando del tiempo se trataba. Y no quería perderla. La conservaría siempre, hasta que me muriera. Rodeé su cintura cuando se acercó a mí y me abrazó. Sentí su cabeza sobre mi hombro. Me hacía sentirme segura. Como si mientras estuviera a su lado nada malo me pudiera ocurrir. Me gustaba aquella sensación. -Ahora me quieres mucho, ¿no?- comenté después. No me había enfadado con él por aquella broma ni lo iba a hacer ahora. -Eso es algo que no se olvida fácilmente- bromeé sobre lo que dijo. Me alegré de que estuviera bien. -Eh! No hagas eso- me quejé cuando me revolvió el pelo. Le saqué la lengua de forma divertida.

No me contestó a lo que le había preguntado, pero no le dije nada más de eso. No me había enfadado, solo era agua. Agua que se podía secar perfectamente, y que debido al calor y al sol que hacía no tardaría mucho en hacerlo. Sabía que otras personas se hubieran enfadado por eso, pero yo pensaba que enfadarse por una cosa así era una completa chorrada. Si te enfadabas por eso, ¿qué harías cuando te hicieran algo grave de verdad?
Además, sabía que con él no me podría enfadar solo por eso. Cuando le saqué la lengua se acercó a mí y me la mordió. Después sonrió. -Definitivamente quieres morir hoy- dije después. Le empujé suavemente para que se quedara tumbado en el césped y le empecé a hacer cosquillas. Algo que sabía que era infantil, pero no me importaba.

Escuché su risa cuando le empecé a hacer cosquillas. Sabía que las tenía. Ya habíamos pasado tiempo suficiente justos como para saber aquello y no paré de hacerle cosquillas hasta que me agarró las manos para que estuviera quieta. Seguro que parecíamos dos locos haciendo el tonto desde fuera, pero eso tampoco me importaba, pues me estaba divirtiendo. No me importaba lo que los demás pudieran pensar, me traía sin cuidado, y más la gente que no conocía. Escuché su proposición y le miré pensativa, con las manos en su nuca debido a que él me las había colocado allí. Arrugué levemente la nariz. -No me fío de ti- dije después. Podía reconocer cuando me mentía y ahora lo estaba haciendo. -Además, esto es mejor- dije quitando mis manos de su nuca y comenzándole a hacer de nuevo cosquillas. Me reí y después de unos momentos paré, tampoco era cuestión de que estuviera todo el tiempo haciéndole cosquillas.

Escuché el sonido que produjo cuando chasqueó la lengua de forma molesta. -Sabes que es difícil engañarme- expliqué -o por lo menos tú lo tienes difícil- rectifiqué después. Otras personas podrían engañarme sin que me diera cuenta, pero él lo tenía muy difícil. Le escuché respirar hondo cuando dejé de hacerle cosquillas. Había estado todo el rato riéndose y eso me causaba gracia. Sonreí mientras se incorporaba y le miré después. Sonreí ampliamente al escuchar lo siguiente que dijo. -Yo también te quiero, tonto- dije después sinceramente. Le había llamado tonto de forma cariñosa, no como un insulto.

Reí lo que dijo. -Son las consecuencias de pasar tanto tiempo conmigo- dije después. Aunque luego pensé que tampoco era tanto el tiempo que pasábamos juntos, únicamente era el tiempo que pasábamos en verano. -¿Entonces por qué estás conmigo?- pregunté cuando me dijo que estaba harto de mí. Oí su tono divertido y supe que solo estaba bromeando, pero aún así se lo pregunté. Me dio un beso en la barbilla y sonreí. Después me tumbé a su lado ya que me estaba tirando de la camiseta. Miré hacia el cielo. Estaba totalmente despejado, y el sol estaba brillante, aunque por suerte no daba de frente, cosa que hubiese causado que no viéramos nada. Algunas nubes de vez en cuando pasaban por el cielo. Recordé viejos tiempos; cuando era pequeña mi padre y yo siempre íbamos al parque, nos tumbábamos en el césped e imaginábamos las formas de las nubes. Era divertido, pero eso había sido hacía mucho y sabía que nunca más lo volveríamos a hacer. Le volví a mirar y observé que me estaba mirando con una sonrisa. -Me alegro de que estés de nuevo aquí- dije con sinceridad. Ya se lo había dicho antes, pero quería que lo tuviera presente.

Sonreí mientras le escuchaba decir todo y al final reí. Todo lo que había dicho era verdad, al menos gran parte yo sabía que era verdad. Sabía que siempre que nos peleábamos no durábamos casi nada enfadados, pues en seguida nos pedíamos perdón, y con lo respecto a lo de pesada, bueno tenía razón, pero era porque me preocupaba por él. Además ese era uno de mis defectos, pero no podía ser perfecta y yo tenía muy claro que no lo era. Sabía cada uno de mis defectos y no me importaba reconocerlos. Cuando me abrazó le correspondí abrazándole fuertemente, como si no quisiera que se separara de mí, como si quisiera que se quedara allí para siempre. Pero en realidad era lo que quería, que viviera en Maine y no tan lejos. Pero no me quedaba otra que resignarme. Después comenzó a hablar de nuevo y le miré a los ojos escuchando atentamente. La madre de Luke había sido como una especie de madre para mí, la madre que nunca había tenido. -Pues cuando hables con ella mándale un beso de mi parte- empecé a decir -y también di que espero que tus abuelos se mejores pronto- acabé de decir. Lo esperaba realmente. No lo decía solo para quedar bien.