Danielle Miller

Nombre:
Danielle Miller

Apodos:
Dani, Elle.

Edad:
16 años

Grupo:
Turista habitual

Descripción:
Taylor Momsen


Descripción psicológica:
Ella es una chica muy extrovertida. Con un toque inocente e infantil, es todo un terremoto. No puede parar quieta, le encanta siempre estar haciendo algo, y su mayor adicción es hablar, no calla ni bajo el agua.
Rara vez la ves sin una sonrisa en la boca, y le cuesta mucho mantenerse seria.
Algo competidora, no le gusta nada perder, y hace todo lo posible para que eso no ocurra. Si quiere una cosa, no duda en conseguirlo, sin importar quien se quede por el camino.
Su cara de niña buena hace que la gente confie mucho en ella, no la ven como un peligro, y eso le resulta muy útil a la hora de conseguir lo que quiera de alguien.
Es muy cabezota, le cuesta cambiar de opinión y admitir que se ha equivocado.

Hobbies:
Si algo le gusta, es la moda, diseñar. Es de las pocas cosas que atraen completamente su atención y hacen que este centrada en algo al 100%.
Tambiñen le encanta patinar. en invierno cuando se vana visitar a sus abuelos a Canadá, se pasa casi todo el día patinando sobre hielo, en los lagos.

Le agrada:
Escuchar música y bailar.
El silencio, sobretodo cuando necesita tranquilidad.

Le desagrada:
Que le lleven la contraria.
Que la traten como a una niña pequeña.

Historia:
Danielle vivió toda su vida en Nueva York, pero no siempre igual. Nació en Brooklyn, un humilde barrio de la ciudad, y en una humilde familia a la que nunca le faltó nada, pero que solo tenían lo justo. Se crió sin pocos lujos y sin madre, puesto que a los 7 años, esta se fue de casa dejándola a su padre, hermano y ella solos. Así que su padre se vió con una niña y un adolescente solo, pero la cosa no le salió tan mal. Hace un par de años, se reencontró con un antiguo amor, una mujer del Upper East Side, con la que al poco se casó y se mudaron.
El cambio de vida fue radical, de vivir en un pequeño barrio a pasar al ajetreo del Upper East Side, algo que le afectó. Se volvió bastante pija, creída y repelente, y por ello cada verano desde los 13 años, la mandan a Maine, para ver si se le baja un poco esa tontería que según su padre ha cogido.
Se ha rebelado, falta a clase, tiene malas notas... y ahora su última idea ha sido dejar los estudios para convertirse en diseñadora.
Claramente su padre está en desacuerdo, y espera que en este viaje se le aclaren las ideas y vea lo que es mejor para ella...