¿Trabajar? ¿Yo? [Allison]

¿Que no me quejase? ¡¿Que no me quejase!? No era agradable llegar a casa despues de estar todo el dia practicando baloncesto y encontrarse la notita en la nevera. Aún asi sabia que no podia hacer ni decir nada, almenos no ahora, me quejaria mas tarde muy a pesar del abuelo. Arranqué la nota y la arrugé para luego tirarla a modo de triple a la papelera, tras eso corrí hasta la ducha. Me duché, me vestí y sin peinarme ni nada salí de casa en dirección a la pizzeria.

Decidí dejar la moto en casa e ir caminando, la pizzeria que no estaba muy lejos y asi me daria un poco el aire fresco en la cara. Por las noches en Maine hacia una temperatura ideal para estar fresco pero sin pasar frio, me encantaba.

Llegué a la pizzeria en apenas cinco minutos a paso lento, entré saludando a los pocos que conocia y entré en la cocina donde estaba el abuelo cocinando.
-Dean hoy te toca hacer de camarero, en la cocina no te quiero. ¡Fuera! - me dijo él con su peculiar sonrrisa y el diente de oro.
- Ehh.. vale abuelo.- le dije mientras le quitaba el gorro que siempre se ponia y me lo colocaba yo. - ¿que tal estoy?- pregunté bromeando.
-Tan feo como siempre, anda deja de hacer el imbecil y trabaja. - rió y me quito el gorro para revolverme el pelo como me hacia cuando era niño.
-Yo tambien me alegro de verte abuelo- reí con el y fuí hacia fuera.

Cojí la libretita negra que usaban todos los camareros y esperé haber si entraba alguien para empezar la jornada laboral de hoy...

Necesitaba... inspiración. ¡Sí, inspiración! Llevaba como media hora sentada en el escritorio esperando hacer algo de provecho aquella noche, pero imposible, no había nada que pudiese ayudarme a escribir algo en condiciones, ni poesía, ni siquiera simple prosa. Era demasiado frustrarte para mi todo aquello. Suspiré levemente y me levante de la silla empujándola después con cierta lentitud hacia el escritorio. Estaba tremendamente cansada y no conseguía nada de estar allí parada como una tonta intentando buscar algo que parecía desaparecido. Suspiré unos instantes y acabé dirigiéndome al baño para darme una buena ducha.
Fue rápida y fue ágil, se me había ocurrido una fantástica idea mientras me duchaba y tenía que llevarla a cabo, por lo menos aquella noche, era fácil era sencilla, era en resumen totalmente perfecta e infalible. Sonreí de lado mientras caminaba hacia el armario y me ponía unos jeans con una camiseta de un azul eléctrico despampanante, me encantaba. Sonreí de lado mirándome al espejo y recogí mi cabello en una coleta, no tenía tiempo de peinarmelo.

Mis pasos recorrieron el pueblo de un lado a otro, necesitaba un lugar nuevo, mágico, que me envolviera en él mismo y dejara volar mi imaginación, un lugar donde se pudiera sentir la verdadera esencia de la poesía. Un lugar que llegara a inspirarme, y quizás lo más raro de todo fue que acabé parándome frente a una pizzeria. No, no quería cenar, quería escribir. Algo, algo conseguía llamarme dentro de ella haciendo que mis pasos se hicieran cada vez más rápidos y abrieran la puerta del local haciendo que yo entra en este provocando que algunos de los presente se giraran hacia mi.
No me importó en absoluto.
Busqué una mesa interesante y acabé sentándome con una sonrisa interesante y dulce en los labios mientras sacaba mi libreta en un abrir y cerrar de ojos posandola con delicadeza - como si de mi hija se tratara - sobre la mesa y colocando sobre mi oreja un boli dándome cierto aire descuidado y bohemio.

Diez minutos exactamente llevaba allí de pié parado sin hacer nada esperando a que alguien entrara al local, a comer a tirar huevos lo que fuese. Me aburrí de esperar y decidí comenzar a llevar pizzas a las mesas donde aún no habia comida. A todos y cada uno de los clientes les sonrreia, a los que mas conocia les hacia algunas bromas y reian conmigo yo, era conocido por todos los que venian habitualmente y a todos les encantaba que bromease con ellos y a mi me encantaba hacerlo. Aunque me negase a reconocerlo, me gustaba trabajar allí, me lo pasaba bien reia y me despejaba pues no tenia tiempo a pensar y si no pensaba no me comia la cabeza.

- Oye abuelo.. - comenzé a decir cuando me tomé "un descanso" - ¿que tal si me haces una pizza de esas tuyas? Tengo hambre.. - sonrrei levemente y miré hacia atras, una chica entraba y se sentaba en una de las mesas mas recojidas. mi abuelo me miró y sonrrio.
- Claro pequeño Dean, ahora mismo te la hago
- Gracias abuelo- le agradecí antes de ir hacia la mesa donde estaba la chica que recien habia entrado. La miré atentamente cuando la tuve cerca y vi que era Allison.
Adoraba a esa chica, cuando estaba con ella sentia que la tenia que protejer, la veia fragil ante el mundo. - ¿Que escribes?- le pregunté cuando estube a su lado.

Pizza de cuatro quesos... No... Champiñones... no... Piña... no... ¿¡Qué clase de bazofia era esa!? ¿Y yo había venido allí a buscar la inspiración y solo me salían poemas que hablaban de pan, tomate y motzarella? ¡Genial! Bufé un poco negando con la cabeza frustrada por ello, en realidad era realmente un horror. ¿Cómo iba a yo a dormir tranquila si no conseguía escribir algo en condiciones? Me dejé caer sobre la silla cerrando la libreta de un golpe bufando bastante frustrada y sin ganas de nada. ¿De verdad era yo tan mala? Antes solía escribir, ahora, desde que había escapado de casa de mi ex novio ya no escribía nada, palabras vanas, que no hacían sentir nada a nadie, era, un horror.
Suspiré levemente y mi vista se alzó para intentarlo otra vez.

Intenté - con mucho esfuerzo y con poco éxito - el captar la esencia de aquel lugar, el coger de él lo mejor y plasmarlo en un poema donde no se viera en realidad que era pizza lo que quería mostrar, algo que cualquier tipo de público entendiera, algo que sintieran de verdad. Concentré de nuevo la mirada en al hoja en blanco en la libreta y acaricie las anillas levemente mientras con ese bolígrafo rojo como la sangre intentaba volver a empezar.
Una voz un tanto conocida tintineó en mis oídos haciendo que la concentración que yo creía haber adquirido - y que no había hecho - se perdiera por completo. Alcé la vista para mirar al joven Dean parado frente a mi y le sonreí con dulzura y cariño, como siempre.
- Intento escribir poesía - dije encogiéndome de hombros, lo intentaba, porque éxito no tenía mucho.

- Uff... - dije con un suspiro cuando la escuché. La poesia no era mi fuerte, solia recurrir a internet cuando en clase nos mandaban a escribir algo. Buscaba lo que fuese y hacia lo mismo pero cambiando algunas de las palabras y los nombres por ello solia sacar muy buena nota pero no me servia de mucho. Lo mas poetico que me gustaba era el rap, poco mas y, bueno me gustaba Romeo y Julieta Sheckpeare pero dudo mucho que citar a romeo o julieta la pudiese ayudar. - Te ayudaria pero, nose que saldra de mis tonterias - le sonrreí y miré hacia atras para ver si el abuelo me miraba que me paraba a charlar. No. Él no me estaba mirando, ¡genial!

Apoyé el brazo derecho en la silla donde Allison estaba sentada y me quedé en silencio mirando a la libreta intentando ver si se me ocurrian algunas rimas de esas poeticas a lo Sheckpeare. Pero no, no se me ocurria nada. Lo dicho yo no valia para pensar, al final Chris tendria la razón. - ¿Sobre que queres escribir? -Rodee la mesa y me senté en la silla de enfrente suyo, dejé mi libretita de camarero sobre la mesa con el boli azul echo polvo encima de ella. - Dudo que quieras esbribir de pizzas, ¿no? - reí levemente.

Hombre pues un poema sobre las pizzas de mi abuelo no estarian tan mal de repente se me ocurrió el principio de un verso sobre la mozzarella, sin pensarmelo dos veces lo dije en voz alta poniendo tono de los tios esos que leen los poemas: -Mozzarella mozzarella, ¿porque estas tan buena? Te fundes en el horno y.. y.. - "Bien Dean te has quedado en blanco" pensé mientras me revolvia el pelo en un gesto nervioso. - Y, bueno asi succesivamente- reí tras decir eso.

Sonreí levemente al escuchar su bufido y negué un poco con la cabeza aún sonriendole, como siempre. Quizás la poesía era lo más importante en mi vida y lo único de mi que de verdad me quedaba. Me habían robado todo, él me lo había robado todo. Suspiré, mis amigos, mi vida, incluso la sangre que solía correr por mis venas, nunca conocí a nadie que pudiese hacer tanto daño, pero él, mi ex, era esa persona que solía joderte la vida para siempre. Suspiré levemente retornado a mi rostro esa sonrisa dulce y descarada de siempre intentando que no se notara mucho mi cambio de pensamientos mientras negaba levemente con la cabeza - Seguro que un par de versos interesantes eres capaz de escribir - siempre era una muchacha optimista, quizás la más optimista que pudieses encontrar en este mundo, para mi todo era eso y nada más, una vida llena de sorpresas.

Le observé atentamente cuando se apoyó en mi silla y le dediqué entonces una dulce sonrisa llena de cariño, de las mías. Me dediqué a escucharle unos segundos hasta que decidí contestar - En realidad, no, no he venido a escribir de champiñones y pizza de cuatro quesos - dije soltando una risita dulce y cantarina que llenaba el local por completo - Vengo a buscar más que eso, la esencia de la pizza, o de las personas que acaba comiéndosela, vengo a buscar a dos parejas disfrutando de la pasta, a una familia saboreando el tomate y a un grupo de amigos que bromea mientras el viscoso queso cuelga de su porción, vengo a buscar, eso - dije con simpleza, buscaba la esencia, eso que se podía captar solo una vez en la vida y si no lo hacías bien, la habías perdido para siempre.

El muchacho acabó sentado frente a mi y me dediqué a mirarle como intentaba el buscarle algún sentido a una poesía sobre pizza, no pude más que reír al escuchar ese intento de hacer poesía mientras hacía una imitación un tanto divertida a Sheckpeare pero, con pizza de por medio - Y te deshaces como espuma en los labios ¡Qué locura! - continué su verso para después soltar una leve carcajada divertida negando un poco con la cabeza.

La vi reir por mi pequeña imitación hacia los poetas y mi verso mal echo y eso provocó que mi risa fuera mas sincera y duradera. Me revolví el pelo cuando paré de reir en busca de algo que pudiese seguir nuestra extraña, aunque diferente y divertida poesia.
- ¡No te rias! - dije sonrriendo con un tono de voz divertido y alegre. - Tampoco nos esta quedando tan mal, a mi me gusta..

Intenté volver a ponerme serio en un intento bastante malo y, volví a ponerme en posicion de recitar y alzé la mano izquierda levemente. - Mozzarella...- hize una leve pausa - mozzarella... - otra pausa. - ¿porque estas tan buena? -Otra pausa y tras eso un suspiro dramatico - Te fundes en el horno y te deshaces como espuma en los labios.. - Otra pausa dramatica para ver que se me ocurria a mi ahora para la poesia y solté un par de risas. - como la espuma que dejan las olas cuando se alejan de la orilla. - cerré los ojos y me llevé la mano al corazón mientras ocultaba la risa. - que profundo..- susurré haciendo comedia. - ¿no te ha llegado?- no pude evitar echarme a reir cuando dije eso, a mi llegar no me habia llegado, pero si me habia echo gracia. - A mi no mucho pero enfin, algo es algo, ¿no?la miré aún medio riendo.

Miré hacia el abuelo que esta vez si que me estaba mirando con mala cara, le sonrreí y le enseñé la libreta como diciendole que estaba apuntando las pizzas.
- A todo esto..¿Quieres algo?- Estiré la mano derecha y cojí mi libretita y el boli. Me pasé el boli a la mano izquierda pues era zurdo y esperé haber que me decia para ponerme a apuntarlo y trabajar minimamente.

Reí esta vez bastante algo y con una carcajada bastante sonora mientras me tapaba la boca y negaba con la cabeza. Aquello si era poesía, y no lo demás, no, lo demás no, aquello sí. Eso era lo que estaba buscando en realidad, aquello, la risa floja pero a la vez profunda, la sonrisa, el verdadero arte de sentirse querido de sentir de verdad lo que es reír por reír, hacer bromas y sentir que lo haces porque sí. Negué de nuevo un poco con la cabeza y le miré divertida - En realidad, en si, no es una obra de arte, pero hace el intento y, hace reír que quizás es lo más importante - le dije con esa dulzura tan característica en mi mientras me encogía de hombros.

Él seguía bromeando divertido con aquellos versos que en realidad habían quedado un poco raro, raro y no del todo mal. Suspiré un poco mientras soltaba de nuevo una suave carcajada divertida mientras él seguía imitando a los cantares de gesta de la edad media. Negué de nuevo un poco con la cabeza y la alcé para sonreírle otra vez - No te creas, en realidad no está tan mal, yo no hago cosas mejores aunque en realidad lo intente, aunque, quieres que te diga la verdad, la verdadera poesía es ese ritmo que no marcamos ambos cuando soltamos una carcajada porque de verdad nos divertimos, eso es lo que busco, y eso es de verdad poesía - le dije a Dean mientras me encogía de hombros con simpleza, y es que, solía ser así, le buscaba a todo su tacto poético.

Lo miré de nuevo divertida y le sonreí pidiéndole disculpas con la mirada por entretenerle, estaba trabajando y yo allí, hablándole de de poesía y seguramente, aburriéndole más que a una ostra - Pues no sé, sorprenderme - le dije con esa sonrisa mía encogiéndome de hombros como si nada.