Recién llegada[Matt]

Había tenido un largo viaje, de Nueva York a Maine en limusina. El idiota de mi padre por una vez no me había consentido todo y no me había dejado ir en avión como seguro que habían ido mucho de mis amigos o mi hermano, del que no sabía nada. ¿Ya estaría en Maine o todavía no habría salido de casa?. No, me tenía realmente confusa.
Durante el viaje no pare de jugar con el móvil, o más bien estaba conectada y atenta a mi twitter, por lo que logré enterarme de que mi mejor amiga ya había llegado al dichoso pueblo. Esa había sido razón suficiente para que una ancha sonrisa se dibujara en mi cara, el verano había llegado y con el un millón de cosas que estarían por suceder.

Al llegar me abrieron la puerta como lo hacían siempre y de forma antipática señalé el maletero donde se encontraban mis miles y miles de maletas, había traído ropa para todo el verano obviamente. Aunque esas 10 maletas que traía conmigo me parecían pocas por lo que ya le había dicho a Papá que me aumentara el dinero en la tarjeta.

Con paso apresurado, con cierta gracia y a la vez ternura me dirigí hacia dentro de mi casa. De esa gran y fabulosa mansión a la que adoraba. ~ ¿Matt? ~ grité nada más entrar por si mi hermano se encontraba allí, o por si alguna de las dichosas nuevas hermanas que tenían ya se habían instalado en mi casa. ~ Ya llegué ~ repetí, como si a él verdaderamente le importara, fui directa hacia la piscina de atras por si se encontraba allí pero no había ni rastro de él por lo que rendida terminé por ir a mi habitación. Si estaba por la gran casa no tardarían en avisarle de que su hermana pequeña había llegado al lugar.

Mis ojos comenzaron a recorrer aquella habitación, la mansión tenia de sobras, pero aquella siempre me había gustado pues estaba como me gustaba. Un bostezo inevitable salió de mis labios, y es que si, el viaje había sido agotador aunque solo hubiera durado unas pocas horas o menos, a causa de haber viajado en avión luego de hablar con mi padre, pidiéndole que a Chloe la trajera en limosina, sabía que esta se enojaría posiblemente, pero era lo mejor, si no tendría que tratar en el avión con nuestras nuevas "Hermanitas", yo pasaba olímpicamente de ellas, pero sabía que a mi hermana no contaba con la misma paciencia.

Al tirarme en la cama me quede así por un rato, observando la pared donde estaba mi tabla de surf preferida, quizás iría a la playa, después de todo no tenía nada que hacer, y mi hermana aun no había llegado, suspire, cerrando los ojos para descansar unos segundos antes de irme por ahí a buscar que hacer.
De apoco el sueño me venció y me quede dormido, descansando, hasta que escuche como tocaban la puerta, por acto de reflejo mis ojos se abrieron de una vez, luego los cerré y lleve una mano a mi rostro.

- Adelante... - Murmure lo suficientemente alto como para que pudieran oírme, pero no tanto como para que el grito se hiciera presente. Observe como una de las personas del servicio entraba y enseguida me avisaba que mi hermana ya estaba en casa. En mis labios se fue dibujando una torcida sonrisa, por lo que me puse de pie acomodándome la ropa salí de mi habitación en rumbo a la de mi pequeña hermana.
Al estar frente a su puerta tome mi típica pose de despreocupación, tocando con suavidad esta, a la espera de que dijera algo y pudiera entrar a verla, aunque no había sido mucho el tiempo, la había extrañado, claro eso no lo iba a admitir.

Una vez en la habitación me quedé observando todo como siempre lo hacía, odiaba que me cambiaran las cosas de sitio. Tenía que estar todo perfectamente colocado, y eso de perfectamente… tenía que haberlo guardado todo yo sino ya no era perfecto. Pero sí, después de un año las cosas seguían igual. La habían limpiado pero no se habían atrevido a mover ni a tocar ninguna de mis cosas por lo que una sonrisa de poder se había dibujado en mi sonrisa.
Tuve ganas de entrar en mi vestido, la verdad era que podía considerarlo tan grande como mi habitación; lleno de pares y pares de zapatos, bolsos, conjuntos y más conjuntos. ¡Ahora sí! Ya estaba feliz de estar allí, me quedé mirando las cosas hasta que escuché la puerta. Suponía que era mi hermano, ¿Quién sino?, seguro que las perfectas rubias que ahora tenía de “hermanitas” no habían llegado y si eran ellas, ¿Cómo se atrevían a molestarme? Eso ya era empezar el verano mal.
~ Adelante. Estoy en el vestidor ~ grité de forma suave con toda mi tierna voz. Me quedé en silencio para saber quien entraba, pero rápidamente caía en la cuenta de que se trataba de mi hermano. La forma de respirar y los pasos, sí, era él. ~ Matt ~ dije a forma de saludo al salir del vestidor, tenía ganas de abrazarlo pero no lo iba a hacer, ¿o sí?. Sí, esta vez sí. ~ ¡Matt! ~ saludé ahora más efusivamente dándole un abrazo a mi hermano. ~ Esto no se volverá a repetir nunca más ~ bromee al separarme de él con esa expresión tan angelical mía, con la que siempre engañaba a papá.
Me fui a sentar a la cama, ~ ¿Has venido en avión?¿Como has llegado antes? ~ mi expresión se torno a molesta, si mi hermano mayor había venido en avión y yo en limusina mataría a papá. Había sido un viaje largo y agotador que podía haber evitado.

[…]

Después de mi repentino abrazo, mi hermano me había vuelto a abrazar. Tan solo para contradecir mis palabras, ~ No, Matt ~ dije riéndome de forma tierna e intentando separarme de él. Pero naturalmente él era más fuerte y yo tan solo una chica delgadita, menudita y sin fuerza.
Al separarme de él, este se fue a apoyar a la pared mientras yo le hacía la gran pregunta. Con la que su respuesta influiría en si lo iba a matar o no, ~ ¿En avión? ~ pregunté intentando no mostrar de forma rápida mi cara de arpía, ~ ¡En avión! ~ dije finalmente como si acabara de caer en su respuesta, ~ ¿Fui la única idiota que vino en lumisina? ~ pregunté mirando a mi hermano. Sí, no necesitaba contestación. Había sido la única que había estado horas y horas de viaje. ~ ¿No abrás tenido nada que verdad, verdad? ~ pregunté con total curiosidad y como un ángel, esperaba alguna contestación por su parte. Aunque… ¿Qué más daba?, no me iba a enfadar con mi hermano.

Me levanté de la cama y me puse a observar por la ventana, ~ ¿Sabes algo de ellas? ~ pregunté con curiosidad sin mirarlo, ahora mismo estaba mirando la preciosa y grande piscina que teníamos en el jardín de atrás.