Sentado en una roca.. [SarahT.]

El sol se estaba escondiendo detras del horizonte, e cielo se estaba volviendo de un color rojizo y estaba completamente despejado. Me senté en una roca, algo separado del acantilado pero lo suficientemente cerca como para ver las olas chocar y chocar contra las enormes rocas.
Respiré hasta que llegó a mi el aroma marino, que tanto me gustaba. Levanté la cabeza para mirar el cielo de nuevo, un grupo de gaviotas volaban a lo alto. Unas aterrizaban en las rocas y otras pescaban en el mar. Agarré una piedra, la más cercana a mí y la tiré al agua con toda la fuerza que pude. Asomé un poco la cabeza, para ver como se hundía en el agua.
Empecé a dejar que mis pensamientos fluyeran en mi cabeza, dejandome así un poco aislado del mundo exterior, solamente escuchando el ruido que hacía el agua y a las gaviotas.

Le daba vueltas y vueltas a las cosas que ultimamente me habían ocurrido;
La llegada a Maine, todos nos quedamos flipando y con ganas de explorar este lugar y también cuando me encontré a mi ex, Sylvie, no me la esperaba ni mucho menos encontrararla aquí.

Estaba tan metido en mis pensamientos que ni me ti cuenta de que alguien se acercaba a mí..
alguien bastante conocido la verdad. Volví a mirar al horizonte, el Sol se escondía mucho más rapido y.. nada, ya no vi nada. Alguien me había tapado la vision. Me quedé bloqueado varios segundos, mientras le tocaba las manos - Ehmm.. - musité, intentando descubrir a la persona. Pero no me dió tiempo de pensar ya que de golpe se sentó a mi lado. Era Sarah, una chica muy mona que en poco tiempo nos habiamos echo buenos amigos.

- Sí, es muy bonito - Le dije, sonriendo y analizando sus facciones. Su pelo se hondeaba al viento, había poco, pero se hondeaba. - Te encanta venir para pensar.. o para lanzarte desde allí ? - Señalé con la cabeza el precipicio.

Una vez sentada a su lado, y con la mirada fija en el horizonte mientras mi pelo se movía al compás del viento escuchaba las palabras de mi amigo. Ese chico tan simpático y tranquilo que tenía a mi lado, miré hacia el lugar donde tenía clavada ahora él su mirada y me dispuse a contestar, - Para pensar, nunca me he tirado de ahí – contesté con una sonrisa todavía sin mirarlo, seguía con la mirada clavada en el horizonte. Por un momento cerré mis ojos, notando como los ahora débiles rayos de sol calentaban casi sin fuerza mi cara. – Pero algún día lo haré, ¿Te unirías a saltar conmigo? – pregunté ahora rompiendo el silencio que había causado segundos atrás y sí, ahora mirándolo a los ojos. – Mis hermanos siempre se tiran por ahí, pero soy demasiado miedosa para hacerlo… - expliqué, me daría un paro cardíaco si me tiraba de aquella altura. Lo seguía viendo como una locura, pero bueno, era bueno probar y sentir la “adrenalina” de vez en cuando.
- ¿Has conocido a muchas personas? – pregunté con otra sonrisa sin dejar de mirar el muchacho, era nuevo en el pueblo.

Off: Perdona por tardar.. estaba comiendo! TT

Escuché lo que dijo atentamente. Me gustaba escuchar, a veces mis amigos solían desahogarse conmigo y les iba muy pero qu muy bien. Quizás el tema de los consejos no lo dominaba mucho pero para escuchar tenía mucha paciencia. Eso me ocurrió con Alisson; le ayudé a superar la anoréxia.

- Pues claro! - Dije, entusiasmado. Los deportes extremos me encantaban por encima de los sencillos de toda la vida como el fútbol y el basquet. Hay personas que realmente sienten la necesidad de descargar dosis extras de adrenalina practicando deportes de riesgo, conduciendo el automóvil a gran velocidad, subiendo a atracciones como la montaña rusa, viendo películas de mucho miedo, etc.. y yo era una de ellas.
- Tranquila, yo estaré a tu lado y te agarraré la mano fuerte.. no voy a dejar que te cagues encima del miedo! - Dije con una sonrisa burlona en mi cara. - Bueno, algunas sí, por ejemplo a los parientes de mi amiga, los que nos acojen en su casa. Son muy amables de dejarnos estar en su casa..

Off: No pasa nada, no te preocupes (; xD

Me sorprendí al ver que aceptaba tirarse conmigo, bueno, pensé que iba a decir que no por lo que yo me salvaría y el minuto que quise hacerme la valiente había quedado en eso. Hacerme la valiente no en hacerlo, pero ahora tenía que tirarme. Algún que otro día tenía que hacerlo.
Reí al escuchar lo que me decía, - Entonces ya no tendré tanto miedo...aunque... - me volví a fijar en el acantilado, era una gran altura. Ese instante para mí sería eterno, ya me estaba arrepintiendo. - Esta altísimo - comenté, aunque él no era tonto, se habrá dado cuenta perfectamente y sin mi ayuda de la altura.
Escuché su respuesta a mi pregunta, me gustaba saber eso, saber que los nuevos se sentían tan cómodos en el pueblo. - Me encanta esta sitio, Maine, porque todo el mundo es abierto, alegre y simpático. Te terminará encantando - agregué, yo me había enamorado nada más el primer verano que había llegado aquí por lo que había repetido en todos estos años.

Otro minuto de silencio se volvió a apoderar de nosotros, pero ese momento era tan tranquilo, me gustaba. El atardecer, el acantilado y un buen amigo al lado. Ambos estabamos demasiados tranquilos por lo que no podía ser así, - Vayamos a hacer una locura, ¡Tiene que ser ahora! - dije levántandome de su lado de forma graciosa, tomando su mano y tirando de él. - Nos vamos a tirar ahora - dije a la vez que me dirigía al acantilado por donde todos saltaban de la mano del chico para que me siguiera.

- Oh vaya, te ha costado mucho saberlo? - Me burlé, mirando de reojo el acantilado. Cuanto más alto, mejor.. - Pensé.

Asentí con la cabeza ante su comentario acerca de Maine. Maine era una de los muchos sitios que había visitado en el que los habitantes eran tan amables y abiertos.
Un silencio volvió a aparecer, contemplé el horizonte.. la mirada se me perdía entre las olas cada vez que las miraba. Ladeé la cabeza para mirarle a la cara, su cara reflejaba alegría y entusiasmo ante esa propuesta que me había comentado. Le tomé de la mano, levantandome. - ¿Ahora? - dije entrecerrando los ojos - Pensaba que tendría que arrastrarte yo a hacerlo, pero veo que esta siendo al revés.. - Solté una risita entre dientes mientras me dejaba tirar por ella. - Te vas a quitar la ropa, no? - pregunté, aunque estaba más que claro. Me saqué la camiseta, dejandola en una pequeña roca mientras me cruzaba de brazos esperando a que ella hiciera lo mismo.

Reí al verlo sonreír de esa manera a la vez que tiraba por el simpático muchacho para que se tirara conmigo de aquel lugar, el que tanto me asustaba, pero sí. Lo haría y al llegar a casa sorprendería a mis hermanos tras ese valiente gesto que había tenido por la tarde. Ya no podían volver a reírse de mí más, Dean tendría que buscarse otro motivo para meterse con su hermana pequeña, o sea conmigo.
Escuché lo que decía, no me había parado a pensar en la ropa. Me observé por un minuto, llevaba un short y una delicada camiseta de tiritas por lo que sí. Terminé por sacármela dejándola al lado de la camiseta de mi amigo, - No mires – bromee, la verdad era que no me importaba. Tan solo podía ver una parte de mi delgado cuerpo. Volví a cogerlo de la mano para tirar por él. No sabía porque lo hacía ya que el chico estaba más convencido que yo en tirarse de aquel lugar.
Una vez que llegamos a la esquina del lugar me asomé para mirar a la distancia que nos encontrábamos del agua, - Creo que este es el momento en el que digo, ¡Vas solo amiguito! – añadí dándole de forma graciosa unos golpes a la espalda del chico.

- No mires - repetí, con rintintín mientras me giraba. Me quité el reloj de pulsera, siempre lo llevaba encima salvo en la ducha, lo dejé hundido sobre mi camiseta y también me quité las deportivas. Volví a girarme para mirarla y volver a dejarme tirar de ella hacía el acantilado.
Al oirle decir el último comentario, levanté los brazos y me llevé las manos en la cabeza.

- No puede ser que te rajes ahora, Sarah! - Fingí asombro. Bajé las manos y tiré levemente de su delicado brazo. Retrocedimos varios pasos y le miré decidido. - Demasiado tarde, hemos llegado hasta aquí... y vamos a hacerlo.

Lo miré alzando la ceja de forma graciosa tras haberme repetido de esa manera y al ver que dejaba el reloj sobre su camiseta me acordé de mi móvil por lo que hice lo mismo. Menos mal haber recordado eso o ya lloraría después por haber matado o más bien ahogado a mi precioso móvil nuevo.

Esperé por su reacción y reí por aquello. - ¿Por qué no? – pregunté sin pensarlo, - Mira como me rajo – dije cruzándome de brazos de forma graciosa para demostrar que no me iba a tirar, hasta que él delicadamente tiró por mi brazo para alejarme del borde unos centímetros. – No, no. – dije sin pensarlo, ¿o si?, era mi oportunidad tenía que hacerlo. O sino Ethan no pararía de reírse de mí, suponía o esperaba que o hiciera eso. Sabía que no lo iba a hacer, pero sí, tenía que saltar con mi amigo. – Creo que voy a morir si me tiro por ahí – terminé por decir. – Aunque… - empecé a dudar por unos minutos. Volví a tomar su mano de forma fuerte, - ¿No decías que me darías la mano para que no me cagara de miedo? – pregunté de forma graciosa ante el gesto.

- Oh si.. - dije, con una sonrisa mientras me preparaba para cojer un poco de carrerilla junto a ella. Notaba que tenía algo de miedo, se notaba en su voz y en su cara. Pero ahora no podía echarse atrás, tenía que vencer el miedo.

- No vas a morir, boba - Dije de la forma más tranquilizadora que pude. Rodé los ojos, morirse no se iba a morir, eso estaba claro. - Aunque.. ? - repetí, esperando a que se decidiera por fín. Recordé lo dicho hace unos minutos atrás, le había jurado que le daría la mano y que no se soltaría de mí. Asentí con la cabeza una y otra vez. - Le di un golpecito en el hombro - Deja de echarte hacía atrás y cambiarme de tema anda. Tu simplemente, corre.. y cierra los ojos ¿vale? Cuando los abras ya estaremos en el agua. - dije, para tranquilizarla, mientras acariciaba su hombro para luego darle un leve golpe.

Escuché lo que me decía y eso me ayudaba, sus palabras y autoconvencerme por dentro ayudaba. Después de darle la mano respiré tranquila, por lo menos sabía que estaba él allí, y bueno...eso me daba más vergüenza por si me ponía a gritar como una auténtica idiota, - ¿Seguro? – pregunté por lo que dijo, esperaba que fuera así de rápido. Aunque esas milésimas de segundo serían eternas para mí, - ¡Esta bien!¡Esta bien! Pero si me pongo a gritar como una idiota no te rías de mí, ¿esta claro? – pregunté señalando de forma graciosa a mi amigo con la mano que tenía libre.

Tiré de él para tomar un poco más de carrerilla y así poder saltar juntos, - Espera… - le pedí, volví a respirar un par de veces para tranquilizarme y sí, tenía que ser ahora. - ¡Vamos! – le dije con una ancha sonrisa y sin soltarlo su mano ambos corrimos dispuestos a saltar al mar desde aquella altura.
Efectivamente, los dos saltamos. No paraba de gritar, pero con la dulce voz que tenía no era un grito horroroso más bien parecía música, eso sí, parecía que se me iba a salir el corazón por la boca o si quiera del pecho, mi ritmo cardíaco se había acelerado de una manera asombrosa - Ethaaaaan – grité a la vez que caía pero en unos segundos todo había terminado y ambos ya estábamos bajo el agua, a bastante profundidad por lo que no tardé en volver a salir a la superficie. Me empecé a reír cuando lo vi salir a él también.

Negué con la cabeza una y otra vez. Reí ante aquel comentarío. - Vaaale.. - Dije no muy convencido , no le podía prometer que no me reiría, pero bueno lo intentaría.


Notaba sus nervios cada vez más, pero yo estaría aquí para tranquilizarla. Al oir aquel vamos, le devolví la sonrisa y empecé a correr hacía el precipicio. El salto fue rápido, lo hicimos a la vez.. menuda sensación de libertad. No tenía miedo, para nada.. estabamos a una altura considerable, pero para ella era bastante alta, claro. Grité, junto a ella, nuestras voces hacían eco contra las rocas y el grito se apagó al entrar en contacto contra el agua fría.
Una vez en el agua, pude ver un par de peces y a Sarah a mi lado, como había prometido no se separó de mi, y yo nunca rompo mis promeas. Salí a la superficie unos segundos antes que ella, me fregué la cara, y luego miré hacía el lugar donde saltamos. Wow, menuda experiencia. Me acerqué a ella y le abracé, riendome también.

- ¿Ves como no ha sido nada? - Dije, entre risas.

[…]

Al salir a la superficie y entre risas Ethan me abrazo, yo seguía con esa expresión tan divertida y loca. - ¡Estás helado! – bromee, ambos estábamos helados. Estaba atardeciendo y el tiempo había refrescado. Le dí un beso en la mejilla al simpático chico, - Gracias, pensé que terminarías por soltarme y no lo has hecho – agregué o más expliqué a que se debía el cariñoso beso. Me caía realmente bien, además era como si lo conociera de mucho antes y tan solo nos habíamos conocido hace algunos días.
Miré hacia arriba para ver desde donde nos habíamos tirado, - Todavía no me lo puedo creer – dije mientras intentaba estar a flote. Era una gran altura y vista desde abajo parecía incluso mayor, ¡Estaba loca!, yo nunca me hubiera tirado de allí a no ser por Ethan. - ¡Fue genial! – terminé por decir con una ancha sonrisa, me volvería a tirar. Sí, estaba segura de eso. Otro día me volvería a tirar, ahora ya pasado el miedo nada importaba. Había sido una sensación rara que quería volver a repetir.

Miré al horizonte otra vez, sí, el color rojizo-anaranjado se iba escondiendo más aún. Ahora el azul oscuro y el negro ocupaban la mayor parte del color del cielo. Respiré hondo, ahora una brisa fría acariciaba nuestras caras y nuestros brazos mojados.

- Yo siempre cumplo mis promesas, Sarah - expliqué mientras sonreía de lado.
- Yo tampoco me puedo creer que te tirarías - bromeé. Si, estaba seguro de que lo haría, Sarah es una chica valiente.. solo le faltaba el pequeño 'empujoncito' para decidirse. Y el empujoncito que le dí yo. Nadé hasta una roca, en la cual subí para sentarme. Alargué la mano para que Sarah se subiera también, ya que cabiamos los dos a la perfección. - Te lo dije, ahora corre y presume ante los demás de que te has tirado por el acantilado de Maine. - dije, orgulloso de ella. Le aparté un mechón de pelo que tenía en la cara con la mano.

Una sonrisa se dibujo en mi cara ante lo que me decía, sí, parecía que el chico cumplía sus promesas y eso me gustaba. Era simpático, muy simpático. Habíamos congeniado a la perfección. Ayudaba que fuera una chica abierta y extrovertida o eso me decían, me llevaba mucho con la gente nueva que aparecía por el pueblo pero con Ethan era distinto. Parecía un amigo más.
-Pues mira, soy más valiente de lo que pensábamos – dije de forma graciosa al escuchar su comentario, ambos pensábamos lo mismo. Incluso yo lo pensé el segundo antes de tirarme, estuve por pararme justo antes de saltar pero no podía hacerlo. No dejaría que Ethan se tirara solo.
Fuimos hacia una piedra para poder sentarnos los dos, Ethan me ayudó a subir y se lo agradecí con una tierna sonrisa. Una vez a su lado escuché lo que decía, - Será lo primero que haré cuando llegue a casa. O cuando vea a mi grupo – añadí con una sonrisa. El castaño me apartó un mechón de pelo de la cara, me sorprendí y sonroje por ese gesto. – Oh dios, ¡Tengo el pelo mojado! – dije con cierto humor, odiaba estar con el pelo mojado delante de los chicos. Sí, era así de rara. Por lo que cogí una coleta que la tenía en la muñeca y me hice un gracioso moño. – Como oscurezca será gracioso subir por ese peligroso y largo caminito – le dije a mi amigo señalando el estrecho y rocoso caminito por donde se subía.

- Haber si esta valiente se atreve a volar en ala delta - Dije con un cierto tono de desafio. Había volado un par de veces en ala delta, y era alucinante. Parecía que volabas.. bueno, es que lo hacías.

- Y no te olvides de decirle, que el sr Ethan a sido el que le ha ayudado (H) - Dije, haciendo que me ajustaba el cuello de la camisa imaginario.
- Que mona, si se ha puesto roja! - Solté una carcajada, ante su gesto de vergüenza.
- No pasa nada mujer, estas guapa de todas formas - Observé como se hizo aquel gracioso moño. Sí, Sarah era una chica bastante guapa, era una belleza natural.. no se le veía para nada ni operada ni con un exceso de maquillaje. Era ella, simplemente.
Miré el caminito al cual se refería, arqueé una ceja divertido. - ¿Peligroso? Nah.. - hice un movimiento con la mano, quitandole importancia - Para eso estoy yo aquí, para protegerte y agarrarte si te caes.

-¿En que? – pregunté por acto impulsivo, sabía a lo que se refería, - Ni loca, eso si que no – me apresuré a comentar. – Bueno también decía que no me iba a saltar y mírame – terminé por decir con una ancha sonrisa, todavía no me creía que había saltado y más cuando miraba hacia arriba. – Pero si vamos juntos voy, sino… olvídate – añadí de forma graciosa.

-No me olvidaré, aunque no se si conoces a mis hermanos… Dean y Chris – dije por si por alguna casualidad de la vida ya había conocido al serio de Chris o al loco de Dean. Ante mi sonrojo pensé que iba a pasar de comentar algo pero no, por lo que solo pude sonrojarme más – Ja Ja – dije molesta a la vez que lo despeinaba de forma graciosa. – Eso es lo que dicen los amigos – bromee, como si fuera mi hermano. ¿Qué me iba a decir? “Haces bien Sarah en recogerte el pelo porque… “ ¡No! No diría eso.

Ambos clavamos nuestras vistas en el peligroso y estrecho camino de piedra. Una sonrisa idiota apareció por mi cara al escuchar lo que decía, - Eso ha sonado bien – le dije de forma tierna y dulce a la vez que le daba un medio abrazo de forma cómica y con gracia.

- En.. - iba a repetirle, pero me cortó - Vamos, Sarah.. será divertido - Puse mis dos manos en su hombro y la zaradeé levemente. - Claro que iremos juntos, si eres la única chica con la que he saltado desde allí - Señalé, sin mirar el acantilado - Las demás no se atreven, y mira que conozco a un montón de chicas pero ni rogandoles han querido - Rodé los ojos.

- Sí, a Chris si le conozco. Es buen tío - Hice un gesto de aprobación con el dedo gordo de mi mano derecha. Conocí a Sarah y a Chris en la pizzería donde trabajan, la verdad es que encontramos tema de conversación los 3 enseguida. A su otro hermano, Dean, no lo conocía pero me lo habían nombrado.. Si los 2 hermanos eran buena gente, seguro que el otro también lo sería. Le cogí del moflete y tiré levemente de él, como hacían las abuelas o las tías cuando te veian en acontecimientos importantes, después de un periodo de tiempo. Mi tía Helena lo solía hacer, cuando era pequeño, y recuerdo que me dejaba la mejilla roja roja.

- Ey! - espeté, mientras me 'peinaba' con la mano. Negué con la cabeza, con una sonrisa en la cara. - Si, lo suelen decir.. pero yo te lo digo de corazón, no tengo porqué mentirte. No lo digo para quedar bien, la verdad ante todo - comenté.
Le correspondí al abrazo con afectuosidad. Le tomé la mano y nos bajamos de la piedra para empezar a andar hacía el camino que no estaba muy lejos de la roca.

Reí por las palabras del simpático chico, - ¿Si? – pregunté sorprendida, a lo mejor Ethan tenía alguna que otra amiga que lo había acompañado en el salto pero por lo visto no, como él había dicho yo fui la única valiente que había saltado a su lado. – Oww, entonces ya me siento mucho mejor – añadí más contenta con una dulce y divertida sonrisa en la cara, esa típica en mi que dejaba ver mis dientes perfectos y blancos.

Asentí con lo que decía de mi hermano, sí, tenía suerte de tener un hermano como Chris. Tan atento y bueno conmigo. Mejor no hablar del chistoso de Dean que lo único que hacía era meterse conmigo.

Me volví a sonrojar al escuchar lo que decía, - Como sigas así me voy a poner como un tomate – dije de forma graciosa dándole un suave golpe en el brazo.
Después del corto abrazo, Ethan me tomó de la mano para ayudarme a bajar de la roca y caminar hacia el camino, - Que pequeña y delgada es mi mano al lado de la tuya – comenté levantando nuestras manos enganchadas en ese momento. La mía se veía pequeña y frágil al lado de la suya fuerte y grande.

Al llegar al camino se veía bastante peligroso y estrecho, - ¿No nos lastimaremos los pies? Vamos descalzos – agregué, había pequeñas piedritas mezcladas con la hierba y tierra que a lo mejor lastimaban nuestras delicadas plantas de los pies, o por lo menos las mías.

- Me quieres 'lesionar' no? - bromeé , mirando la zona donde me había dado el golpe fingiendo una mueca de dolor. No, no me había echo daño.

Ante aquel comentarío acerca de nuestras manos resultó curioso para mí.
- Si, parece que con un simple esfuerzo te la pueda esclafar - añadí. La verdad es qué tenía razón, su pequeña mano parecía taan frágil que con un simple golpe parecía romperse, aunque no fuera verdad.

El camino era algo irregular, con algunos altibajos, pero no creía que supondria algun problema. - No, no creo.. aunque bueno si temes hacerte daño.. - deje la frase a medías ya que me acerqué a Sarah e hice que se subiera a mi espalda, para así yo poder cojerla de los muslos y llevarla a caballito. Empecé a avanzar con ella a cuestas por el camino mientras intentaba no pisar algunas piedras grandes. - No pesas nada, Sarah, ¿es qué algo comes tú?- Pregunté mientras andaba, era ligera como una pluma.

-No podría – bromee, o más bien le seguí con la coña. Razón por la que siempre se reían mis hermanos de mí, no tenía fuerza ninguna y siempre ganaban ellos las peleas naturalmente. O cuando ambos se peleaban que yo los quería separar terminaban por espachurrarme toda y como no tenía fuerza no podía sacarlos de encima.

[…]

Escuché la respuesta de mi amigo, ¿temía?, no, la verdad era que sabía que me iba a hacer daño además era demasiado quejita y lo único que conseguiría sería poner de los nervios a Ethan y que a lo alto me empujara de nuevo junto al mar.
Terminó por cogerme al caballito y me sorprendió, pensé que tendría que ir andando hasta arriba pero Ethan había sido demasiado atento por lo que una sonrisa se dibujo en mi cara, - Como muchísimo… - dije de forma graciosa, no, la verdad es que comía normal incluso a veces más de la cuenta pero mi estómago era un pozo sin fondo. Y también influía que en el último invierno hubiera adelgazado unos cuantos quilos. Mis hermanos siempre me decían que estaba más que delgada. Cosa que no veía de esa manera, tenía el peso normal.
Pasé mis manos con delicadeza por delante de su cuello dejándolas flojas para poder agarrarme y terminé por apoyar mi barbilla en mi brazo, justo arriba de su hombro. – Va a oscurecer, y como no puedas ver nada para llegar… - le dije a mi amigo. Como último recurso sacábamos nuestros móviles, pero oh oh, los móviles estaban arriba. ¡Mierda!, - Y hace frío – dije de forma graciosa. Tanto él como yo estábamos mojados, él sin camiseta y yo tan solo tenía el sujetador. – Esta bien, no me quejo más – terminé por decir con una ancha sonrisa y una voz extremadamente dulce. Mientras subíamos opte por ir jugando con su pelo de forma cariñosa. - ¿Tienes muchos amigos aquí? – pregunté con curiosidad. A lo mejor el chico ya tenía una pandilla o había venido a pasar el verano con un montón de gente.

- Ya lo se, si eres un sol - contesté con una voz divertida y agradable.

- Pues entonces deberás ser la envidia de muchas chicas, porque si comes y no engordas.. que lujo ¿no? - puse énfasis en la palabra envidia. La verdad es que mis vecinos, que tenían un matrimonio con 3 hijas, siempre se quejaban cada vez que las invitaba a un helado de que tenían que vigilar lo que comían. Era algo desesperante, solo podía invitarlas a galletas integrales de las que comía mi madre; asquerosas.

- Ojos de lince, chata.. ¿tu no sabes la de veces que he ido de acampada por los bosques más espesos? - Sí, era una buena qualidad eso de tener buena vista. Nunca me había fallado y es que nunca había llevado gafas.

- ¿Quieres dejar de poner pegas? Si piensas que no hace frío, tienes menos.. es de cajón, Sarah! - espeté, eso que había dicho sobre el frío, en parte era cierto. - Así me gusta - solté una risita. Al menos reconocía lo reconocía, no como otras chicas que eran más orgullosas...ag que rabía.

- Sí, se podría decir que si.. y eso que solo llevo una semana y poco más. Vengo con unos amigos.. algún día te los presentaré, son muy majos y les caerás bien ya verás - Aseguré con voz tranquilizarora mientras miraba de relojo como Sarah jugaba con mi pelo. Por muchos defectos que tuvieran mis amigos, era lo qu les hacía especiales y que nuestra amistad siguiera estable.

Sonreí al escuchar lo que decía, - Pensé que ibas a tardar en decir eso, me refiera que hace poco que nos conocemos. Y es como si nos conociéramos hace mucho – agregué, pero era la verdad. Yo también podía calificar al chico de atento, simpático y divertido. Era rara, diferente. Y eso me gustaba.

-Sí, la verdad es que tengo mucha suerte. – agregué contenta. Muchas de mis amigas me decían una y otra vez lo mismo, cuando íbamos al McDonalds no me cortaba nada en pedir una Big Mac cuando mis amigas se decantaban por las ensaladas o esa clase de cosas.

Reí por lo que decía de sus ojos y de su experiencia de acampada por los bosques más espesos, - ¿Eras un boy scout? – bromee de forma graciosa. Esos niñitos tan monos siempre me habían causado gracia.
-Vale, vale. Entonces voy a imaginarme que estamos en la playa – dije para dejar de pensar que tenía frío. – Bueno, estamos en la playa. Pero que es de día y hace calor – me apresuré a decir, el chico pensaría que era idiota o algo por el estilo.

Escuché lo que me decía sobre sus amigos y me había parecido una gran idea eso de que me los presentara, los quería conocer. Seguro que eran tan simpáticos o locos como Ethan, buena gente. – La semana que viene voy a hacer una fiesta en casa, ¿Vendrás? – pregunté con una sonrisa sin parar de jugar con su pelo. Me aburría ahí atrás (xD) el tenía que estar concentrado con lo que pisaba y demás pero yo no.

- Sí, es algo que me sorprende.. nunca me he llevado así con una persona; así como de conocerla solamente de 4 días y llevarme tan y tan bien. - dije con naturalidad. Sarah era una persona bastante abierta, es de aquellas personas que a la primera trabas una conversación con ellas y nunca te cansas de hablarle.

- Sí, y me comunicaba con las ardillas no te jode - le segui la coña, con un cierto punto de ironía. - Ya est.. - me callé de golpe, al oir que rectificaba - Valeee.. lo he entendido - Reí a carcajada limpia. A veces me venían este tipo de risas repentinas y sin motivo alguno.

- ¿Una fiesta? Pues claro! será la primera a la que asistiré en Maine - dije, entusiasmado. Las fiestas eran un vicio, y un comienzo para conocer a más gente nueva. No había fiesta a la que no asistiera, ni un catarro me frenaba ir. - La organizarás tú junto con tus hermanos ¿no? - pregunté, aunque ya me sabría la respuesta. Los hermanos Thompson, segun me habia contado Sarah estaban muy unidos. Yo había crecido sin hermanos, aunque con un montón de primos y vecinos de mi edad.