Elliot C. Hoffman

Elliot Cedric Hoffman



Nombre:
Elliot Cedric Hoffman

Apodos:
Elliot, Ell, Mr. Hoffman

Edad:
19 años

Grupo:
Turista

Descripción:
Descripción Física:
Jon Kortajarena

Spoiler:

Descripción Psicológica:
Mis amigos me consideran un tipo bastante espontáneo, de ideas claras y bastante cabezón. Si, soy de esos que cuando se le mete algo entre ceja y ceja, difícilmente lo dejaré
pasar. Soy bastante sociable y abierto a nuevas relaciones, pero si hay algo que no me gusta de ti desde un principio, te costará hacerme cambiar de idea, aunque no es imposible. Me gustan los retos y no creo en imposibles, más bien en improbables. Si me encapricho de algo o alguien no pararé hasta conseguir llegar hasta ello, aunque luego me lleve una gran decepción. Me considero a mi mismo positivo, siempre estoy viendo el vaso medio lleno, considero que donde hay una crisis, hay una oportunidad. Por eso, la gente que me quiere suele venir a mi a pedirme consejos, que yo no suelo seguir. En las relaciones amorosas, pues que queréis que os diga, soy un bala perdida con creces, un picaflor con todas las letras. Por eso me encantan los amores de verano, esas personas que se van a la vez que el buen tiempo, y que probablemente no volverás a ver. Y es que yo he he presenciado el final de muchas relaciones que parecían eternas, por lo que no quiero atarme a nadie. Pero quién sabe, quizás Maine me haga cambiar de idea...

Hobbies:
·El surf, el buceo y cualquier tipo de deporte marino.
·Mascar chicle a todas horas.
·Volar cometas.

Le agrada:
·Los chicles que tiñen la lengua.
·Las verduras en Wok
·Los sándwiches de jamón de pavo.
·Las chicas que no buscan nada serio.
·Los bungalows de madera en la playa, como el de mi padre.
·El color azul.
·Fumar de vez en cuando.
·Las barbacoas nocturnas en la playa.

Le desagrada:
·Las bollerías industriales.
·La gente que se acerca a mi por puro interés.
·La resaca -¿a quién le va a gustar eso?-
·Los que mienten para caer bien.
·El color caqui.
·Las comedias románticas.

Historia:
Se podría decir que yo fui un niño feliz, de esos a los que sus padres llevan a al parque y tal, y cual...Lo típico. Si, mi infancia se resume en eso, hasta que llegó el día. El día en que mis padres se cansaron de fingir que todo iba bien, según ellos "por mi felicidad", y ya nunca se les volvió a ver como una pareja. Yo ya había conseguido detectar algo antes, por lo que no me afectó tanto como la gente pensaba. Si, digamos que me había acostumbrado a no escucharles decirse "te quiero", y a no ver ni un mísero beso entre ellos. A partir de entonces me tuve que acostumbrar a escuchar a la gente echarle pestes a mi padre, que era el que se fue de casa, alquilando un pisito de soltero en el centro de Londres, ciudad donde me crié. Las abuelas cotillas de mi barrio le llamaban de todo cada vez que él venía a casa de mi madre a recogerme, y al pobre lo tenían martirizado.Yo nunca le guardé rencor, él era tan víctima del divorcio como mi madre, y hacía lo que podía para verme feliz.
Así pasaron los años en mi casa y yo fui creciendo, pasando de ser un niño a un adolescente medianamente feliz, que no le daba mucha importancia al pasado. Este año mi padre se ha mudado a un pueblecito costero llamado Maine, y pensando que necesito un cambio de aires, me ha invitado a pasar allí con él el verano. Y contando con eso como alternativa a pasarme el verano trabajando en la tienda de la tía Morgana, he aceptado encantado. No tengo ni idea de como es Maine, ni siquiera donde está, solo sé que tiene playa y está lleno de chicas en verano, suficiente para mí. Y ahora, sentado en mi asiento del avión camino a Maine, me pregunto qué me deparará el verano.