Alessandra Santomauro·

Nombre: Alessandra Santomauro

Apodos: Ninguno.

''¿Mi madre no me puso Alessandra? Pues listo, atreveos a ponerme un jodido mote que os morderé una oreja.''

Edad: 19 años.

Grupo: (Turista habitual, turista, habitante de maine) Turista Habitual.

Descripción:

De baja estatura y una delgadez extrema. Tez clara y cabello oscuro (teñida en la actualidad de rubio)
; suele variar según su estado de humor.
Tiene tendencia a cambiarse el color de pelo. La podrás ver un Lunes de rubia, y el Martes de oscura
( ha parado de hacerlo por no dañar su pelo, recomendación de su peluquero).



Su cabellera rubia deslumbra allí por donde va, siempre la lleva alborotada y con un aspecto informal pero casual, está formada por varias capas: la más larga llega hasta la mitad de su espalda y la más corta cruza su frente a modo de flequillo ladeado. En sus facciones pueden adivinarse unos rasgos aniñados y femeninos; grandes ojos azules que brillan por sí mismos junto con una respingona y especial nariz que desentona con esos carnosos y apetecibles labios rosados.


Descripción Psicológica:
En apariencia, Alessandra se muestra superficial y egoísta, cuando en realidad es bastante inteligente.
Es hermosa, popular y una líder nata pero también es distante y silenciosa;
esconde sus problemas. Es consciente de que es deseada y de su capacidad para manipular.
Trata de no mostrar sus emociones en público.
Su fachada de chica dura, superficial y caprichosa es simplemente eso, una fachada,
una coraza que utiliza para autoprotegerse. Como bien se dice por ahí, no es oro todo lo que reluce.

Hobbies:
·Salir a correr por la mañana temprano.
·Ir a Pilates.
·Leer a Pablo Neruda antes de dormir.
·Tocar el piano; es lo único que consigue tranquilizarla.
·Viajar en Metro; sentarse y dejarse llevar.
·Los Domingos, cuando se encuentra en Milán, acostumbra a viajar hasta el aeropuerto,
sentarse frente a los grandes ventanales y ver como despegan.
·Recorrer mercadillos estrafalarios en busca de reliquias vintage.

Le agrada:
·La fotograía. Sacar su polaroid de paseo.
·El café; a todas horas. Nunca le dirá que no a una buena taza.
·Exprimir su VisaOro; ya no tiene ese lujo. Se la cancelaron en cuanto se marchó sin decir adios.
·El redBull.

Le desagrada:
Detesta que se la juzgue sin conocerla, el hecho de ser rubia no significa
necesariamente que tenga que ser tonta.
Si hay algo que no soporta es que la hagan madrugar; tiene un muy mal despertar.

Historia:
Nació en Milán un lluvioso catorce de Febrero. Criada entre nubes de algodón, mimada por todos en casa, siempre tuvo lo que quiso cuando quiso.
Pero las cosas nunca son lo que son; Alessandra después de haber cumplido los 18 años descubrío que era adoptada. Su madre biológica, después de haberla dado en adopción desde el minuto 0 de haber nacido, decidió ponerse en contacto con ella al descubrir la familia en la que había ''caído'' su hija. 3 millones de Euros fue lo que pidió a cambio de su silencio; la cadena hotelera de su padre sufría por un pequeño bache y no interesaba que se empezara a hablar. Aquello la desestabilizó. No solo había descubierto que la habían estado engañando durante toda su vida sino que su madre tenía una piedra en el lugar donde debería tener un corazón.
Tuvo varios problemas con su complexión, sufrió problemas bulímicos y fue catalogáda como anoréxica durante casi año y medio. Fue internada en un centro especializado hasta que, por decisión propia, salió sin avisar a sus padres.
Huyó de Milán en el cadillac rojo de su novio; un chulo playa que la había conquistado con su rebeldía, con la libertad que siempre había anhelado para si y nunca tuvo.
No tenían más que 20 euros en los bolsillos, el depósito lleno y unas ganas enormes de comerse el mundo.
¿Su primera parada? Berlín. Gran error; ninguno dominaba el Alemán cosa que les tenía con los nervios crispados. El fuerte carácter de ambos chocaban constantemente, las apasionadas noches de reconciliación en el garaje de él en Milán dieron paso a las acaloradas discusiones de la habitación del motel en las afueras de Berlín.
Después de una de tantas peleas, Alessandra descubrío al despertarse que no quedaba rastro ninguno del que parecía ser su Step particular. Con asombro comprobó, después de asomarse a la ventana de la habitación, que lo único que quedaba era ese Cadillac Rojo que tantos recuerdos le traía.
Tenía dos únicas opciones; volver a casa con el rabo entre las piernas y enfrentarse a su realidad o...coger las llaves que descansaban sobre la cómoda y seguir el camino ella sola.
Maine volvió a recibilar después de algunos años de abandono. ¿Que mejor forma de volver a empezar que volviendo al lugar donde veraneaba de pequeña? Además...allí. sin duda, tenía a gente dispuesta a echarle un cable